Friné (Φρύνη),
hija de Epicles, es el apodo de una famosa hetaira griega, célebre por
su proverbial belleza, nacida en Tespias (Beocia) como Mnésareté (Μνησαρετή). El significado en
griego antiguo de este sobrenombre, probablemente antifrástico, es «sapo»
(según Plutarco, apuntaría al color aceitunado de su piel); mientras que
Mnésareté significaría «conmemoradora de la virtud». Al parecer, huyó con su
familia a Atenas en el 375 a. C., año en que los tebanos volvieron a destruir
la ciudad, poco antes de la Batalla de Leuctra.
De origen humilde, fue la amante y modelo predilecta
de Praxíteles, quien se inspiró en ella para la creación de varias
estatuas de Afrodita.
Apenas nada se sabe de su vida, perdiéndose entre
gestos eróticos y leyendas los pocos datos biográficos de que se dispone hasta
ahora.
Como pago por sus servicios, Praxíteles le ofreció la
escultura que prefiriera de cuantas tenía en su estudio. Friné no entendía de
arte, así que no se veía capaz de dilucidar cual era su mejor pieza. Entonces,
urdió un plan:
Dijo a un sirviente que, durante la cena, irrumpiera
gritando que el estudio estaba ardiendo. Praxíteles exclamó: «¡Salvad mi
Eros!». Supo así que era la mejor obra y la exigió acto seguido, regalándola
más tarde a Tespias, su ciudad natal.
Hacia el 350 a. C., Friné fue acusada de impiedad,
una falta imperdonable en la Antigua Grecia (fue el delito por el que se
condenó a muerte a Sócrates), junto al atrevimiento de compararse con la
misma Afrodita.
A petición de Praxíteles, la defendió Hipérides,
quien fue incapaz de convencer a los jueces de su inocencia. Como último
recurso, el artista desnudó a Friné (para Quintiliano, fue la propia
acusada quien se despojó voluntariamente de toda la ropa —según otras fuentes,
solo les mostró los pechos—), argumentándoles que no se podía privar al mundo
de tanta belleza. Con esta estrategia, consiguió la absolución unánime del
tribunal.
Según Ateneo de Náucratis, lo más hermoso de
Friné era «lo que no se veía»; se tapaba con una túnica que le cubría todo el
cuerpo y no iba nunca a los baños públicos, por lo que no era fácil
contemplarla sin ropa. Pero «en la fiesta de las Eleusinias, bajaba desnuda la
escalinata del templo, corría hacia la playa y se bañaba en el mar ante la
muchedumbre». Para el propio autor, la imagen de Friné saliendo del
agua inspiró a Apeles su desaparecida Venus Anadiomena; para Plinio, por
el contrario (XXXV, 79–97), la modelo fue Campaspe de Larissa.
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