sábado, 28 de enero de 2017

LA HETAIRA FRINÉ


 
Friné (Φρύνη), hija de Epicles, es el apodo de una famosa hetaira griega, célebre por su proverbial belleza, nacida en Tespias (Beocia) como Mnésareté (Μνησαρετή). El significado en griego antiguo de este sobrenombre, probablemente antifrástico, es «sapo» (según Plutarco, apuntaría al color aceitunado de su piel); mientras que Mnésareté significaría «conmemoradora de la virtud». Al parecer, huyó con su familia a Atenas en el 375 a. C., año en que los tebanos volvieron a destruir la ciudad, poco antes de la Batalla de Leuctra.

De origen humilde, fue la amante y modelo predilecta de Praxíteles, quien se inspiró en ella para la creación de varias estatuas de Afrodita.
 
Apenas nada se sabe de su vida, perdiéndose entre gestos eróticos y leyendas los pocos datos biográficos de que se dispone hasta ahora.

Como pago por sus servicios, Praxíteles le ofreció la escultura que prefiriera de cuantas tenía en su estudio. Friné no entendía de arte, así que no se veía capaz de dilucidar cual era su mejor pieza. Entonces, urdió un plan:
 
Dijo a un sirviente que, durante la cena, irrumpiera gritando que el estudio estaba ardiendo. Praxíteles exclamó: «¡Salvad mi Eros!». Supo así que era la mejor obra y la exigió acto seguido, regalándola más tarde a Tespias, su ciudad natal.

Hacia el 350 a. C., Friné fue acusada de impiedad, una falta imperdonable en la Antigua Grecia (fue el delito por el que se condenó a muerte a Sócrates), junto al atrevimiento de compararse con la misma Afrodita.
 
A petición de Praxíteles, la defendió Hipérides, quien fue incapaz de convencer a los jueces de su inocencia. Como último recurso, el artista desnudó a Friné (para Quintiliano, fue la propia acusada quien se despojó voluntariamente de toda la ropa —según otras fuentes, solo les mostró los pechos—), argumentándoles que no se podía privar al mundo de tanta belleza. Con esta estrategia, consiguió la absolución unánime del tribunal.
 
Según Ateneo de Náucratis, lo más hermoso de Friné era «lo que no se veía»; se tapaba con una túnica que le cubría todo el cuerpo y no iba nunca a los baños públicos, por lo que no era fácil contemplarla sin ropa. Pero «en la fiesta de las Eleusinias, bajaba desnuda la escalinata del templo, corría hacia la playa y se bañaba en el mar ante la muchedumbre». Para el propio autor, la imagen de Friné saliendo del agua inspiró a Apeles su desaparecida Venus Anadiomena; para Plinio, por el contrario (XXXV, 79–97), la modelo fue Campaspe de Larissa.



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