Publio
Servilio Isaurico capturó vivos a más capitanes piratas él solo que todos sus predecesores.
¿Se le privaba a alguien del placer de ver a un pirata encadenado? Todo lo
contrario. Allá por donde iba ofrecía aquel grato espectáculo a todo el mundo.
En consecuencia, una muchedumbre procedente no sólo de las ciudades por donde
pasaba la procesión, sino también de lugares alejados, acudía a contemplar el
espectáculo.
(Cicerón, en "Verrinas"
)
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