Marco
Junio Silano (en latín, Marcus Iunius D. f. D. n. Silanus) fue un político de
la República romana elegido cónsul en 109 a. C. junto a Quinto Cecilio
Metelo.
Nació
en la segunda mitad del siglo II a. C. Es probable que su familia descendiera
del legendario Lucio Junio Bruto, yerno del rey romano Tarquinio el
Antiguo. Su colega en el consulado Quinto Cecilio Metelo obtuvo el cognomen de
Numídico tras su campaña en tierras africanas.
Durante
su consulado, redactó y aprobó una ley que privatizaba la totalidad de terrenos
considerados públicos. Con ello la mayor parte del ager publicus se tornó
propiedad privada; no podía existir ley agraria a mayor escala.
A
finales de ese mismo año les negó a los cimbros la concesión de tierras para su
colonización y asentamiento en la Galia. En respuesta a la negativa del cónsul,
los bárbaros atacaron y derrotaron a su ejército. A pesar de ello, el
consulado de Silano no finalizó con una derrota, pues rechazó una expedición de
galos que pretendían establecerse en Delfos.
Fue
acusado en el año 104 a. C. por el tribuno de la plebe Cneo Domicio
Ahenobarbo de haber injuriado a un amigo del acusador, pero fue absuelto
casi por unanimidad, ya que sólo dos tribus de las treinta y cinco votaron a
favor de la condena.
Cicerón
alaba sus poderes de oratoria. Silano fue padre de Décimo Junio Silano,
cónsul en el año 62 a. C.
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