INTRODUCCIÓN
Cartago (antigua), antigua ciudad, situada en la costa septentrional de África, cerca de la actual ciudad de Túnez. Su legendaria fundadora y primera reina sería la mitológica Dido, pero la historiografía ha determinado que los fenicios establecieron Cartago como puesto comercial probablemente hacia finales del siglo IX a.C. Los primeros objetos desenterrados por los arqueólogos en el emplazamiento datan del 800 a.C.
La ciudad era conocida por sus habitantes púnicos (nombre por el que los romanos identificaban a los cartagineses) o fenicios como la Ciudad Nueva, probablemente para distinguirla de Útica, la Ciudad Vieja. Construida en una península que sobresale del golfo de Túnez, Cartago tuvo dos espléndidos puertos, conectados a través de un canal. Por encima de los puertos, sobre una colina, se encontraba la fortaleza amurallada de Byrsa.
EXTENSIÓN DEL IMPERIO
Hacia el siglo VI a.C., Cartago había sojuzgado a las tribus libias y anexionado las antiguas colonias fenicias, controlando de este modo toda la costa del norte de África, desde el océano Atlántico hasta la frontera occidental de Egipto, así como Cerdeña, Malta, las islas Baleares y parte de Sicilia. En el siglo V a.C., el navegante cartaginés Hannón emprendió un viaje a lo largo de la costa atlántica del norte de África. El poder marítimo permitió a los cartagineses extender sus asentamientos y conquistas, formando un imperio disperso dedicado al comercio. Entre sus empresas comerciales destacaban la minería de plata y plomo, la fabricación de camas y ropa de cama, una industria maderera en las montañas de la cordillera del Atlas, la fabricación de cerámica, joyería y cristalería sencilla y barata, y la exportación de animales salvajes de las junglas africanas, fruta, nueces, marfil y oro.
La mayoría de las obras de arte de este primer periodo eran imitaciones de obras egipcias, griegas y fenicias. De su literatura sólo conocemos unas pocas obras de carácter técnico. De este modo, poco se sabe de la vida cotidiana, el gobierno o el idioma de la primera Cartago. La religión implicaba sacrificios humanos a los dioses principales, Baal y Tanit, el equivalente de la diosa fenicia Astarté. Se adoptaron los cultos relacionados con la diosa griega Deméter y con Perséfone, así como con la diosa romana Juno, para adecuarse a las prácticas religiosas cartaginesas.
Cartago estuvo en guerra casi continuamente con Grecia y Roma durante 150 años. Las guerras con Grecia, que comenzaron en el 409 a.C., se produjeron por el control de Sicilia, situada aproximadamente a 160 km al norte de Cartago, que formaba un puente natural entre el norte de África y la península Itálica. Cartago, en un principio, fue derrotada en Sicilia en el 480 a.C., cuando las fuerzas cartaginesas bajo el mando del general Amílcar fueron vencidas por Gelón, tirano de Gela y Siracusa. Los intentos cartagineses adicionales para conquistar Sicilia fueron repelidos por los ejércitos bajo el mando de los tiranos de Siracusa Dionisio I el Viejo, Dionisio II el Joven, Agátocles y por el rey de Epiro, Pirro. Incluso tras su derrota final en el 276 a.C., los cartagineses continuaron manteniendo territorio en Sicilia; 12 años después, comenzó la primera de las Guerras Púnicas contra la República de Roma.
GUERRAS PÚNICAS
En la primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) destacó el general cartaginés Amílcar Barca. Derrotado en Sicilia, Amílcar invadió la península Ibérica. Sus conquistas en el sur peninsular fueron completadas por su yerno Asdrúbal (que fundó Cartago Nova, la actual ciudad española de Cartagena) y por su hijo Aníbal.
Cartago cedió sus posesiones en Sicilia a Roma un año después de la victoria romana en las islas Égates (242 a.C.).
Durante la segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), Aníbal marchó hacia el este a lo largo de la costa norte del Mediterráneo desde Hispania y cruzó los Alpes llegando a Italia. Sin embargo, Aníbal fue finalmente derrotado provocando la pérdida de Hispania y de distintas posesiones isleñas de Cartago. En la tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.), los romanos, comandados por Publio Cornelio Escipión Emiliano, arrasaron en el 146 a.C. la ciudad de Cartago satisfaciendo de este modo el deseo del político romano Catón el Viejo.
GENERAL ASDRUBAL |
Durante la segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), Aníbal marchó hacia el este a lo largo de la costa norte del Mediterráneo desde Hispania y cruzó los Alpes llegando a Italia. Sin embargo, Aníbal fue finalmente derrotado provocando la pérdida de Hispania y de distintas posesiones isleñas de Cartago. En la tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.), los romanos, comandados por Publio Cornelio Escipión Emiliano, arrasaron en el 146 a.C. la ciudad de Cartago satisfaciendo de este modo el deseo del político romano Catón el Viejo.
Durante 25 años se prohibió ocupar el lugar. En el 122 a.C. se fundó una nueva ciudad, Colonia Junonia, pero sólo duró 30 años. En el 46 a.C., el cónsul y dictador romano Julio César visitó el emplazamiento y afirmó que allí debía construirse una ciudad. Sus deseos fueron cumplidos por Augusto, futuro emperador romano, quien fundó Colonia Iulia en el 29 a.C. Esta nueva ciudad consiguió volver a destacar, pasando a ser la segunda después de Roma en prosperidad e importancia administrativa. Cartago también se convirtió en centro de la cristiandad y tuvo su propio obispo desde finales del siglo II d.C. Distintas figuras importantes de la Iglesia primitiva se relacionan con Cartago, incluido san Cipriano, que fue su obispo en el 248; Tertuliano, escritor eclesiástico que nació, vivió y trabajó en la ciudad durante la segunda mitad del siglo II y los primeros años de la centuria siguiente; y san Agustín, quien fue obispo de la cercana Hipona durante los últimos años del siglo IV y comienzos del siglo siguiente.
Cartago se fortificó contra el ataque de los pueblos bárbaros en el 425. En el 439, el rey vándalo Genserico ocupó la ciudad y la estableció como su capital. En el 534, el general bizantino Belisario expulsó a los vándalos y la renombró Colonia Justiniana Cartago en honor del emperador bizantino Justiniano I. Continuó siendo parte del Imperio bizantino hasta el 697, cuando la expansión del islam llevada a cabo por los árabes llegó hasta sus proximidades antes de destruirla de nuevo en el 705.
Desde finales del siglo XIX, Cartago ha sido escenario de una intensa actividad arqueológica, apareciendo objetos púnicos y edificios romanos, bizantinos y vándalos que incluyen algunos de los mosaicos más lujosos y mejor conservados de los siglos III y IV d.C. Actualmente Cartago es un suburbio residencial de la ciudad de Túnez.
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