También enterró a los comandantes persas y a los mercenarios
griegos que fueron asesinados luchando del lado del enemigo. Pero a tantos de
ellos como tomó prisioneros los ató con grillos y los envió a Macedonia para
labrar el suelo, porque, aunque eran griegos, luchaban contra Grecia en nombre
de los extranjeros en oposición a los decretos que los griegos tenían hecho en
su consejo federal. A Atenas también envió 300 trajes de armadura persa para
colgar en la Acrópolis como una ofrenda votiva a Atenea, y ordenó que se fijara
esta inscripción sobre ellos, "Alejandro, hijo de FIlipo, y todos los
griegos, excepto los Lacedaemonianos, presentes. Esta ofrenda del botín tomado
de los extranjeros que habitan Asia.
( Flavio Arriano )
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