El
clero tuvo éxito en su predica de las doctrinas de la paciencia y la
pusilanimidad. Las virtudes activas de la sociedad fueron victima de la
desincentivacion, y los últimos vestigios del espíritu militar quedaron
enterrados en el claustro. Se consagro una vasta porción de riqueza publica y
privada a las artificiosas demandas de la caridad y la devoción. Y la paga de
los soldados fue a colmar a las inútiles masas de ambos sexos, que únicamente
podían reivindicar los méritos de la abstinencia y la castidad. La fe, el celo,
la curiosidad, junto con las mas terrenales pasiones de la maldad y la
ambición, prendieron la llama de la discordia teológica. La Iglesia, e incluso
el estado, quedaron aturdidos por las facciones religiosas, cuyos conflictos
eran en ocasiones sangrientos y siempre implacables. La atención de los
emperadores se desvío de los campamentos fortificados para dirigirse a los
sínodos. El mundo romano quedo oprimido por una nueva especie de tiranía, y las
sectas perseguidas se convirtieron en enemigos secretos de su país.
( Edward Gibson )
No hay comentarios:
Publicar un comentario