Una
vez que se hubo arrimado al muro un gran numero de maquinas de guerra hunas
para el asedio, los defensores de las almenas cedieron a causa de la lluvia de
proyectiles y abandonaron sus posiciones. Cambien se llevaron junto al muro lo
que llaman arietes. Es este un artefacto de gran tamaño. Consta de una viga
suspendida de unas cadenas colgantes sujetas a unos maderos que basculan
simultáneamente y va provista de una aguda punta de metal y de mamparas de
protección para seguridad de quienes lo manejan. Gracias a unas cuerdas cortas
fijadas en su parte posterior, los hombres balancean vigorosamente la viga,
apartándola del punto de impacto y después la sueltan. Desde las murallas, los
defensores dejaban caer pedruscos del tamaño de un carro. Consiguieron aplastar
algunos arietes, junto con los hombres que trabajaban en ellos, pero no
lograron resistir el empuje del gran numero de maquinas de guerra. Entonces el
enemigo utilizo escalas de asalto, Los bárbaros penetraron por la parte del
muro circular que había quedado demolido por la arremetida de los arietes y
también por las escalas y la ciudad fue tomada.
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