El
harpax o harpago fue una especie de catapulta romana que se situaba sobre la
cubierta de las naves de guerra y disparaba garfios que se enganchaban en las
naves enemigas. Fue inventada por el general Marco Vipsanio Agripa para luchar
contra Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo Magno, durante las batallas navales en la
Revuelta siciliana.
El
harpax permitía atrapar a los barcos enemigos para luego arrastrarlos a una
distancia que permitiera abordarlos. Fue empleado por primera vez en la batalla
de Nauloco en 36 a. C.. Según Apiano, el artilugio «llamado garra consistía en
un mástil de madera de unos 5 codos de largo, reforzada con hierro y con dos
anillas en ambos extremos. La garra de hierro se unía a una de éstas y a la
otra se unían diversos cables dispuestos a ser tensados por medio de máquinas
cuando el garfio, lanzado desde una catapulta, hiciese presa en la nave
enemiga.»
El
harpax tenía una ventaja sobre el dispositivo de abordaje tradicional naval, el
corvus, el cual era un puente abatible, y es que era mucho más ligero. El harpax, al ser tan ligero, permitía lanzar un gancho a
distancias largas y éste era lanzado por una ballista como si fuera un dardo.
Además, al estar todo el garfio recubierto de láminas de hierro, no se podía
cortar y los cabos que tiraban de él tampoco podía ser cortados debido a que la
longitud del garfio impedía alcanzar las cuerdas. Apiano añade que «como nunca
había existido esa arma, el enemigo no se había proveído de poleas con guadañas
[para cortar los cabos].»
Las
víctimas totales nos da una imagen de la efectividad del harpax: Sexto en
Nauloco perdió 180 naves de una fuerza total de 300 barcos - 28 de ellas
hundidas por los espolones y 155 por la captura (gracias al harpax) y por el
fuego. Esto ocurrió en la batalla de Nauloco en la que Sexto Pompeyo, el hijo
menor de Cneo Pompeyo Magno, dominado por el miedo y la desesperación decidió
jugárselo todo a una gran batalla naval frente a los triunviros Marco Emilio
Lépido y César Octavio, y salió al encuentro de Marco Vipsanio Agripa que
comandaba una de las flotas prestas a invadir la Sicilia dominada por Sexto
Pompeyo.
Las
dos flotas se encontraron en Naulochus, Sexto convencido de que, además de la
superioridad numérica, también tenía la capacidad. Más de trescientas galeras
mandadas y tripuladas soberbiamente, con él al mando. ¿Qué se creía un palurdo
de Apulia como Marco Agripa que estaba haciendo para enfrentarse a Sexto
Pompeyo, siempre victorioso en el mar durante diez años?.
Pero
los barcos de Agripa eran más agresivos y estaban armados con su nueva arma
secreta. Había tomado un vulgar garfio y lo había convertido en algo que se
podía disparar desde una catapulta a mucha mayor distancia que la que se podía
conseguir lanzándolo con el brazo. Después, la nave enemiga era arrastrada, al
tiempo que se la bombardeaba con dardos, piedras y flechas incendiarias.
Mientras
ocurría esto, el barco de Agripa miraba de proa y corría a lo largo de la banda
del barco enemigo para cortarle los remos. Hecho esto, los marineros saltaban a
través de las pasarelas y acababan el proceso matando a todos los que no habían
saltado al agua para morir ahogados o ser pescados como prisioneros de guerra.
De acuerdo con la manera de pensar de Agripa, los espolones estaban muy bien,
pero pocas veces conseguían hundir un barco, y la mayoría conseguía escapar. El
harpax cortaba los remos y luego a los marinos, sin duda significaba un
pasaporte a la muerte.
Agripa obtuvo una fácil y decisiva victoria
sobre Sexto Pompeyo, poniendo fin al bloqueo naval controlado por el hijo del
difunto Cneo Pompeyo Magno, que impedía el suministro de trigo a Roma
sumiéndola en una horrible hambruna.
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