Ruricio
Pompeyano (en latín, Ruricius Pompeianus), fue un prefecto del pretorio y
comandante del Ejército romano, que vivió entre los siglos III y IV. Sirvió al
Imperio romano en el reinado de los emperadores Galerio (r. 293-311), Constantino
el Grande (r. 306-337), Majencio (r. 306-312) y Licinio (r. 308-324). Luchó en
la guerra civil de Constantino I y Majencio, comandando el ejército de este
último emperador. Falleció en el verano de 312, durante la batalla de Verona.
Ruricio
Pompeyano es mencionado en los Panegíricos Latinos, en dos relatos de la
campaña de Constantino contra Majencio: En el primero se le llama «Pompeianus»,
mientras que en otra mención se le conoce como «Ruricius». Como es claramente
la misma persona, el conflicto suele resolverse mediante la combinación de los
nombres «Ruricius Pompeianus».
Durante
la guerra civil de Constantino I y Majencio, trabada entre 311 y 312, Ruricio
fue prefecto del pretorio y comandante de la caballería e infantería de
Majencio en Italia.
En el
verano de 312, Ruricio recibió noticias de la proximidad de Constantino, quien
venía de Mediolanum (hoy Milán). Rápidamente envió un contingente de caballería
pesada a las inmediaciones de Brixia (actual Brescia) con el fin de bloquear el
paso al ejército invasor. Sin embargo, una arremetida de la caballería de
Constantino desarticuló a las fuerzas contrarias, de esta manera el emperador
obtuvo una rápida victoria en la batalla de Brescia. Las tropas restantes de
Ruricio tuvieron que replegarse hacia Verona.
Constantino
aprovechó la oportunidad para dirigirse hacia Verona, en donde Ruricio había
agrupado a un numeroso ejército proveniente de Venetia. Las tropas constantinianas
comenzaron a sitiar la ciudad. Pompeyano consiguió escapar antes del sitio,
huyendo al este para conseguir refuerzos. Pronto regresó con un considerable
ejército, colocando al emperador en la difícil situación de luchar en dos
frentes. Constantino dejó una parte de sus tropas para contener a la guarnición
de la ciudad, mientras que el resto atacó a los refuerzos. Pompeyano murió
durante el combate y sus huestes se desintegraron. Los defensores de Verona se
desmoralizaron, capitulando inmediatamente.
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