Si perdemos la guerra, el
Imperio Romano puede verse reducido a un dominio egipcio bajo la ley egipcia.
Los romanos han de saber que la ración de trigo gratis desaparecerá, que
desaparecerá el circo, que desaparecerá la actividad comercial, que
desaparecerá la autonomía romana para todas las clases de ciudadanos.
Si gana
Cleopatra de Egipto, convertirá a nuestra amada Roma en un desierto, despoblada
de sus habitantes y despojada de su dinero y poderío. Por eso los romanos deben
de entender que tendré que doblar los impuestos de todo para poder financiar
esa guerra, pese a todo lo impopular que ello supone y la hambruna que padece
la plebe porque no llega el grano de Egipto.
En mi condición de cónsul de Roma,
haré que el Pater Patratus que representa a los feciales sacrifique un
jabalí en el templo de Belona, delante de toda la plebe posible, para solicitar
a la diosa la victoria en la guerra contra el Egipto de Cleopatra y Marco
Antonio.
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