Ifigenia
en Áulide (Ιφιγένεια εν Αυλίδι) es el título de una tragedia de Eurípides datada en el año
409 a. C. y representada en 406 a. C., con posterioridad a la muerte de su
autor. Ifigenia es hija del rey Agamenón y la reina Clitemnestra, hermana de
Electra, Crisotemis y Orestes, que vengará a su padre luego de la Guerra de
Troya.
Agamenón
explica a un esclavo anciano el origen de la expedición de todos los aqueos a
Troya a causa del juramento de los pretendientes de Helena y el posterior rapto
de ésta por un príncipe troyano, Paris. Por ello se reunió un ejército en el
puerto de Áulide, con la intención de embarcar para la guerra contra Troya. Pero
había una ausencia prolongada de vientos favorables que impedían la partida de
la flota.
Ante
esta situación, intervino el adivino Calcante, que emitió un oráculo según el
cual sólo se producirían vientos favorables si Ifigenia, hija de Agamenón, era
sacrificada en honor a Artemisa.
Agamenón,
elegido comandante en jefe del ejército por ser hermano de Menelao, el esposo
de Helena, envió mensajeros a buscar a su hija, presionado por su hermano, con
el falso argumento de que debía venir para casarse con Aquiles.
Agamenón
se encuentra arrepentido de su decisión y decide encargar a su anciano esclavo
la misión de enviar a su esposa Clitemnestra otro mensaje en el que se anula la
orden previa de que envíe a Áulide a Ifigenia.
El
anciano parte a cumplir con su misión y se detiene a admirar y hacer un
recuento de las fuerzas de la expedición y de sus principales jefes.
Sin
embargo Menelao intercepta al anciano y le quita la carta. Tras encararse con
su hermano Agamenón, le reprocha que ha faltado a la promesa que hizo de hacer
traer a su hija y que ello no es propio de alguien que pretende ser el jefe de
todos los aqueos porque de esa manera permitirá que el príncipe troyano se
salga con la suya.
Agamenón
le replica que él no debe pagar el precio de sacrificar a su hija porque la
culpa del rapto de Helena es del propio Menelao por no vigilarla.
Mientras
tanto llega un mensajero trayendo a Ifigenia, junto a Clitemnestra y al pequeño
Orestes, otro hijo de Agamenón. Agamenón se lamenta profundamente de su destino
y Menelao se compadece entonces de él y de Ifigenia y le ruega que ya no
realice el sacrificio. Sin embargo en este punto Agamenón señala a su hermano
que de todas formas se va a ver obligado a realizar el sacrificio obligado
porque Calcante u Odiseo informarán del oráculo al resto del ejército.
Ifigenia
y Clitemnestra se reúnen con Agamenón felices por lo que ellas creen que va a
ser una boda, aunque Clitemnestra se enfada por la insistencia de Agamenón en
que ella esté ausente en el momento de entregar a su hija en matrimonio.
Poco
después llega Aquiles ante la tienda de Agamenón y sale a su encuentro
Clitemnestra, que le informa que ella es la madre de su futura esposa. Aquiles,
que no sabía nada del asunto, se muestra sorprendido y le responde que él no
tiene noticias sobre ninguna boda. Ambos son informados en ese momento por el
anciano esclavo de que el verdadero propósito de hacer traer a Ifigenia no era
para casarla con Aquiles sino para sacrificarla. Aquiles, ofendido por que se
hayan aprovechado de su nombre sin hacérselo saber, se compromete entonces a
evitar el sacrificio.
La
propia Ifigenia se entera de la verdad y Clitemnestra increpa a Agamenón y
trata de hacerle recapacitar, mientras Ifigenia suplica abrazada a las rodillas
de su padre. Agamenón responde que si se niega a permitir el sacrificio no solo
morirá ella sino que el resto del ejército matará a toda su familia. A
continuación se marcha sin permitir réplica a sus palabras.
Aquiles
acude al encuentro de Ifigenia y Clitemnestra y les explica que él mismo ha
estado a punto de ser lapidado por el resto del ejército por oponerse al
sacrificio, pero que aún se muestra dispuesto a impedirlo. En ese momento
Ifigenia prefiere resignarse a morir para evitar a Aquiles desgracias y porque
comprende que su muerte es necesaria para que los helenos puedan castigar el
rapto de Helena. Asimismo pide a su madre que no guarde rencor a su padre.
Más
tarde, un mensajero cuenta a Clitemnestra los sucesos que ocurrieron durante el
sacrificio.
Fue
llevada al cine en 1977 como Iphigenia (Ifigeneia en Avlidi) por Mijalis
Kakoguiannis (Μιχάλης Κακογιάννης) y protagonizada por Tatiana Papamoschu e Irene Papas como
Clitemnestra, recibiendo una nominación al Óscar y el Premio del Festival de
Cannes.1 En 1983 como Ifigenija u Aulidi por la televisión croata.
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