El
sitio de Atenas del año 86 a. C. tuvo lugar en la antigua Atenas, durante la
primera guerra mitridática entre la República romana y el tirano de Atenas,
aliado del Reino del Ponto. Las fuerzas romanas de Lucio Cornelio Sila
derrotaron al ejército greco póntico, al mando de Aristion.
La
invasión de Mitrídates, el rey del Ponto al Reino de Bitinia, aliado de Roma, y
aún más, el asesinato de ciudadanos romanos en las vísperas asiáticas, generó
una guerra abierta con Roma. Tras la derrota de Manio Aquilio, el Senado nombró
a Lucio Cornelio Sila como comandante de la expedición del Ponto. Entre tanto,
Mitrídates se había ganado a todas las ciudades griegas, para entonces
sometidas a Roma, como aliadas suyas. Sin embargo, cuando Sila llegó, la
mayoría de estas se pasaron a su bando, pero no así Atenas, en la que su tirano
impuesto por Mitrídates, Aristion, no estaba dispuesto a capitular.
Rápidamente,
Sila comenzó su marcha hacia Atenas, y cuando llegó, decidió sitiarla. Esto era
un problema, pues los Muros Largos, que conectaban el puerto del Pireo y Atenas
estaban en ruinas, por lo que tuvo que sitiar las dos ciudades por separado.
Aristion decidió defender Atenas, mientras que el general póntico Arquelao
prefirió defender el puerto del Pireo, cosa que era más fácil, pues sus
compatriotas dominaban el mar y podía pedirles refuerzos cuando se le antojase.
Además, tenía provisiones de sobra, mientras que en Atenas habían comenzado a
escasear. Unos días después, Sila atacó el puerto del Pireo, pero fue
rechazado, por lo que decidió construir máquinas de asedio de mayor
resistencia. Sin embargo, en su siguiente ataque, a pesar de tomar las
murallas, se encontró con que Arquelao había construido otras en el interior de
la ciudad. Viendo que sería difícil acabar con Arquelao, Sila decidió
concentrar sus esfuerzos en la toma de Atenas.
No
tardó mucho tiempo Sila en enterarse de que sus opositores políticos en Roma
habían tomado las riendas del poder, y que no lo iban a ayudar en su campaña
aportándole, como él pensaba, dinero. Por ello, ordenó saquear todos los
templos cercanos para tener dinero suficiente para continuar con su expedición.
Dicen que una de las personas enviadas a hacerlo, se asustó debido a que cuando
entró al templo oyó carcajadas, y que Sila le dijo que si escuchaba risas era
porque estaban felices y no enojados. Mientras tanto, en Atenas, donde la
escasez de comida era ya un serio problema, Aristion se volvía cada vez más
impopular. El ataque de Sila se inició el 1 de marzo de 86 a. C., tras cinco
meses de asedio.
Lo realizó por un lugar en el que unos desertores enemigos le
habían informado que era fácil de atacar. Las tropas de Sila no tardaron en
entrar en la ciudad, y la saquearon. Aristion, tras quemar el Odeón, huyó con
los suyos a la Acrópolis, donde se las arreglaron para tener provisiones
durante algunas semanas. Durante ese mismo mes, Arquelao se retiró del Pireo,
al verse rodeado por los romanos, para partir en busca de los refuerzos que
Mitrídates le iba a enviar. Sila, para evitar la reunión de Arquelao con sus
refuerzos, salió de Atenas con la mitad de su ejército, y le dejó a Curión la
tarea de tomar la Acrópolis. Aunque, al principio Aristión y los suyos
resistieron, al enterarse de la derrota póntica en Queronea, se rindieron y
fueron ejecutados.
Así
cayó Atenas el 1 de marzo de 86 a. C.. Ese mismo año, Sila aniquilaría a otras
tropas pónticas en la batalla de Queronea, y al año siguiente haría lo mismo en
la batalla de Orcómeno. Finalmente, Sila y Mitrídates VI se reunirían en 85 a.
C. y firmarían el tratado de Dárdanos, concluyendo así la guerra.
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