Apelicón (en griego antiguo Ἀπελλικῶν) fue un hombre adinerado y
bibliófilo de Teos y más tarde ciudadano ateniense que vivió en el siglo I a.
C.
Además de gastar grandes sumas
en la formación de su biblioteca robó documentos originales de los archivos de
Atenas y otras ciudades griegas. Tras ser descubierto huyó para escapar al
castigo, pero retornó cuando Aristión, un acérrimo enemigo de los romanos, se
proclamó tirano de la ciudad con la ayuda de Mitrídates VI. Atenión le envió
con algunas tropas a Delos para expoliar los tesoros del templo de Apolo, pero
mostró poca habilidad militar. Fue sorprendido por las huestes romanas
comandadas por Orobio, y tuvo que escapar para salir con vida. Murió poco más
tarde, probablemente en 84 a. C.
La empresa principal de
Apelicón fue la recolección de libros raros e importantes. Adquirió de la
familia de Neleo de Escepsis en la Tróade manuscritos de la obra de Aristóteles
y Teofrasto y sus bibliotecas, que el propio Teofrasto había otorgado a Neleo,
que fue pupilo suyo. Los habían escondido bajo tierra para impedir que cayeran
en las manos de los príncipes bibliófilos de Pérgamo, y se encontraban en malas
condiciones. Apelicón rellenó las lagunas y realizó una edición nueva, aunque
contenía defectos. En 84 a. C. Lucio Cornelio Sila se apoderó de los libros y
los llevó a Roma. Allí se entregaron los manuscritos al gramático Tiranión,
que los copió.
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