Y, para que no quedara por
probar ningún vicio, preparó en su palacio una serie de pequeñas habitaciones
exactamente igual que si se tratara de un burdel y las decoró suntuosamente.
Tenía en las celdas a mujeres casadas y libres, de nuevo igual que si de un
burdel se tratara. Entonces enviaba a heraldos a los mercados y lugares
públicos e invitaba a jóvenes y viejos a que dieran rienda suelta a su lujuria.
Disponía de dinero para prestar con intereses a aquéllos que allí acudían, y
los hombres escribían sus nombres encantados por contribuir a los ingresos del
César.
( Suetonio en "Vida de
Calígula")
No hay comentarios:
Publicar un comentario