Filisto (Philistus, Φίλιστος) (c. 435-356 a. C.), hijo de Arcónides o Arcomenies, fue
uno de los más célebres historiadores griegos, si bien ninguna de sus obras se
han conservado. Nació en Siracusa y Plutarco dice que fue testigo directo de
las operaciones de Gilipo durante el asedio de Siracusa por los atenienses, en
el marco de la expedición a Siracusa, en 415 a. C.
Aparece mencionado como uno de los participantes a la
reunión en la que Dionisio I solicitó el castigo para los generales
responsables de la pérdida de Agrigento ante los cartagineses en 406 a. C., y
contribuyó a la llegada al poder del tirano, bajo el que disfrutó de gran
autoridad. Filisto aconsejó a Dionisio no abandonar Siracusa mientras era asediada
por los cartagineses en 396 a. C.
Se casó sin permiso de Dionisio con la hija del
hermano del tirano Leptines de Siracusa, por lo que fue desterrado y se exilió
a la ciudad de Turios en la Magna Grecia. Más tarde se trasladó a la ciudad de
Adria, donde tenía algunos amigos. Fue en esta ciudad donde se dedicó a la
composición de sus obras, especialmente la historia que le proporcionó un gran
prestigio en la posteridad.
No consiguió ser llamado de vuelta a Siracusa en vida
de Dionisio, pero sí a su muerte (367 a. C.), cuando Dionisio II fue convencido
para llamarle por aquellos que querían apartar al nuevo tirano de la influencia
de Dión de Siracusa y de Platón.
Enseguida Filisto influyó en Dionisio el Joven y
logró que Platón fuera enviado a Atenas y que Dión fuera expulsado.
Estando Filisto ausente de Sicilia, dirigiendo una
flota en el mar Adriático, Dión desembarcó y tomó el poder (356 a. C.). Regresó
e intentó recuperar Leontinos, rebelada contra Dionisio, sin éxito. Después
fue a la fortaleza de la isla de Ortigia, la cual permanecía en poder del
tirano. Allí equipó una flota de 60 trirremes y presentó batalla a la flota
siracusana, reforzada por naves peloponesias. La lucha fue muy dura, y al final
Filisto quedó rodeado y para no caer en manos del enemigo, se suicidó (otras
versiones dicen que fue hecho prisionero y ejecutado). Su cuerpo fue arrastrado
por el pueblo a través de las calles de Siracusa.
Suidas, erróneamente le atribuye obras retóricas, que
corresponden probablemente a Filisco de Mileto, y obras históricas, entre las
cuales, una historia de Egipto (12 libros), una de Fenicia, y una de Libia y
Siria, pero no está claro que fueran escritas por él.
Su principal obra fue una historia de Sicilia formada
por dos partes: la primera de siete libros, que incluía una historia general de
la isla hasta 406 a. C.; la segunda parte, era una historia del gobierno de
Dionisio el Viejo, en cuatro libros, y de su hijo, en dos libros (aunque sólo
los cinco primeros años de reinado). La crítica consideró que el reinado de
Dionisio II, está escrito en términos demasiado elogiosos, seguramente buscando
ser llamado del exilio por el tirano.
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