Muchedumbres
de personas abandonan voluntariamente su país natal y llegan a Roma atraídos
por su propia ambición o por necesidades de los cargos públicos que desempeñan.
Otros, lo que buscan es un lugar rico en vicios para engolfarse en ellos o
anhelan únicamente recrearse en los espectáculos públicos. Unos vienen a vender
su hermosura, otros su elocuencia, y muchos ponen en la almoneda sus virtudes o
sus vicios.
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