TIGRANES.- Mi padre era muy
parecido en muchos aspectos al rey de los partos. Los hijos que tenía a su lado
en Armenia los fue matando uno a uno, y yo me libré porque me habían enviado de
rehén a los ocho años con el rey de los partos. Así, cuando mi padre cayó
enfermo, no le quedaba más hijo que yo. El consejo armenio negoció con el rey
Mitrídates de Partia mi liberación, pero el precio del rescate era muy elevado:
setenta valles armenios, todos ellos en la frontera entre Armenia y la
Atropatene media, lo que significaba que mi país perdía parte de sus tierras
más fértiles. Además, esos valles tenían ríos auríferos, lapislázuli de gran
calidad, turquesas y ónice negro. He jurado que Armenia recobrará esos setenta
valles y me propongo encontrar un lugar mejor que este frío hoyo de Artaxata
para construir otra capital.
MITRÍDATES.- ¿No contribuyó
Aníbal al diseño de Artaxata?
TIGRANES.- Eso dicen. Mi
ambición es la expansión de Armenia hacia el sur, hacia Egipto, y hasta Cilicia
por el oeste. Quiero ganar acceso al Mediterráneo, rutas comerciales, tierras
más cálidas para cultivar trigo y que todos mis súbditos hablen el griego.¿Qué
os parece todo eso, Mitrídates?
MITRÍDATES.- Me parece bien,
Tigranes . Os garantizo mi apoyo y mis tropas para que lo consigáis... si me
apoyáis cuando avance hacia el oeste para apoderarme de la provincia romana de
Asia Menor. Podéis quedaros con Siria, Comagene, Osrhoene, Sofene, Gordiea, Palestina
y Nabatea. Yo me quedaré Anatolia, la Cilicia incluida.
TIGRANES.- ¿Cuándo?
MITRÍDATES.- Cuando los romanos
estén demasiado ocupados para percatarse de nosotros. Somos jóvenes, Tigranes, y podemos esperar.
Conozco a los romanos y sé que más pronto o más tarde Roma se verá envuelta en
una guerra en Occidente o en Africa. En ese momento actuaremos.
NOTA APARTE.- Para sellar el pacto, Mitrídates presentó a la hija
que había tenido con la difunta Laódice, una muchacha de quince años llamada
Cleopatra, y se la ofreció a Tigranes por esposa. Como Armenia aún no tenía reina,
Cleopatra ascendería al trono, compromiso de gran importancia, ya que un nieto
de Mitrídates sería el heredero del trono de Armenia. Cuando la adolescente de cabello
y ojos dorados vio a su futuro esposo, rompió a llorar aterrada por su extraño
aspecto, Tigranes hizo una gran concesión para una persona que se ha criado en
una cerrada corte oriental de barbas -reales y artificiales- y rizos
-auténticos y ficticios-, afeitándose la barba y cortándose el largo cabello. La novia comprobó que, después de todo, era un
guapo mozo, puso su mano sobre la de él y le sonrió. Deslumbrado por tanta
amabilidad, Tigranes pensó que era un hombre afortunado, quizá la última vez en
su vida que sentiría algo semejante a la humildad.
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