Durante
mi viaje por la província de Asia observé que los sacerdotes de los templos
aprovechan el dinero que donan los ciudadanos para prestarlos a un buen interés
y así aumentan su riqueza, tal como he visto que hacen en el templo de Cos o en
el santuario de Esculapio, realizando operaciones de banca altamente
profesionales y llegando a formar instituciones bien cualificadas para
financiar incluso las guerras, y no sólo la industria, la agricultura, o
el tráfico de esclavos,
teniendo muchos clientes.
Eso
es una actividad desconocida en Roma, y supongo que será porque allí los
templos son propiedad del pueblo romano y los administra el Estado. Y claro que
el Estado Romano también podría obtener ganancias con los negocios bancarios
del dinero de los templos, pero no lo hacemos porque sabemos que esto nos
llevaría a otra burocracia más y en Roma no nos gustan mucho los burócratas
porque tienen a ser despreocupados o demasiados codiciosos. El negocio de banca
en Roma es privado, y lo organizan
banqueros profesionales. No estamos muy dados a mezclar religión con
negocios de prestar dinero.
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