Una
gran cantidad de dinero salió a la luz cuando se subastaron las propiedades de
los republicanos no indultados. Pujando por mediación de Escaptio, Bruto no
tuvo dificultades para adquirir la casa de Bibulo, su gran villa en Cayeta, su
latifundio de Etruria y sus fincas y viñedos de Campania; la mejor manera de
proporcionar una renta a Porcia y al joven Lucio, había decidido, era comprar
todas las posesiones de Bibulo. Pero no tuvo suerte con las haciendas de Catón
en Lucania.
El
agente de César, Cayo julio Arverno, compró hasta la última de las propiedades
de Catón, por mucho más de lo que valían; Escaptio, en nombre de Bruto, no se
atrevió a seguir pujando cuando los precios llegaron a un nivel exorbitante.
César tenía dos razones para obrar así: deseaba la satisfacción de quedarse con
las propiedades de Catón, y también deseaba utilizarlas para dotar a sus tres
ex centuriones de tierra suficiente para que estuvieran autorizados a
pertenecer al Senado. Décimo Carfuleno y otros dos habían ganado la corona
civica, y César se proponía respetar la legislación de Sila según la cual
toda persona galardonada con una condecoración importante tenía derecho a
acceder al Senado.
( C.
McC. )
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