lunes, 2 de febrero de 2015

NACIMIENTO DE JUNIA TERCIA , HIJA DE SERVILIA CEPIONIS Y DE CAYO JULIO CÉSAR

 

Servilia dio a luz a su tercera hija a primeros de septiembre, una niña pequeñita de cabello rubio cuyos ojos prometían permanecer azules. Como Junia y Junilla eran mucho mayores, y por lo tanto acostumbradas ya a sus nombres, esta Junia se llamaría Tercia, que significaba tercera y tenía un sonido agradable. El embarazo había transcurrido lentamente de un modo terrible desde que César decidiera no verla a mediados de mayo, cosa que se vio agravada por el hecho de que cuando más pesada se encontraba era cuando el tiempo resultaba más caluroso, y a Silano no le pareció prudente abandonar Roma para irse a la costa a causa del estado de gestación en que ella se hallaba y a su edad. Silano había continuado mostrándose bueno y considerado. Nadie que los observase habría podido sospechar que las cosas no andaban bien entre ellos. Sólo Servilia detectó una expresión nueva en la mirada de su marido, una mirada en parte herida y en parte triste, pero como la compasión no formaba parte de su naturaleza, Servilia no le concedió más importancia que cualquier otro hecho de la vida y no suavizó su actitud hacia él.

 

Como sabía que las habladurías le harían llegar a César la noticia del nacimiento de su hija, Servilia no intentó ponerse en contacto con él. Un asunto difícil de todos modos, empeorado ahora por la nueva esposa de César. ¡Qué impresión le había causado aquello! Parecía que de pronto una bola de fuego hubiera salido de la nada desde un cielo despejado para aplastarla, para matarla, para reducirla a cenizas. Los celos la corroían noche y día, porque ella, naturalmente, conocía a la joven señora. Nada de inteligencia, ninguna profundidad... ¡pero tan hermosa con aquel cabello rojo y aquellos ojos verdes tan vivos! Además nieta de Sila, muy rica y con todas las relaciones convenientes y un pie en cada bando del Senado. ¡Qué inteligente por parte de César gratificar los sentidos al tiempo que fortalecía su posición política! Porque al no tener manera de comprobar el estado de ánimo de su amado, Servilia supuso automáticamente que aquél era un matrimonio por amor. ¡Bueno, pues que se pudriera! ¿Cómo podría vivir ella sin César? ¿Cómo podría vivir sabiendo que alguna otra mujer significaba más que ella misma para César? ¿Cómo podría seguir viviendo?


( C. McC. )


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