LA TIERRA PROMETIDA |
LA TIERRA PROMETIDA
La tierra prometida por Dios era una región riquísima.
Limitaba al norte con Fenicia y Siria, al Sur con Idumea, al Este con el
desierto de Arabia y al Oeste con el Mediterráneo. Su extensión era 20.000
kilómetros cuadrados aproximadamente. Cruzada por el río Jordán. Su clima era
bueno aunque algo caluroso. Su suelo, muy fértil, favorecía el cultivo del
olivo, cereales y frutas. Una cordillera que se extiende de Norte a Sur,
facilitaba en sus valles los pastos que precisaba el ganado.
EL PASO DEL JORDÁN |
EL PASO DEL JORDÁN
Dios dijo a Josué: "Tú eres el elegido para conquistar
el país que yo prometí a vuestros padres. Ten valor. Reúne a tu pueblo y cruza
el Jordán. Yo estaré contigo".
Josué mandó avanzar hacia el río, y entonces se obró el prodigio. Las
aguas se separaron, y los israelitas pasaron a pie firme por el seco cauce del
Jordán.
SITIO DE JERICÓ |
SITIO DE JERICÓ
Jericó, al otro lado del Jordán, era la primera ciudad que
debían atacar. El Señor dijo a Josué: "Dad la vuelta a la ciudad durante
siete días. Al finalizar la última vuelta tocad las trompetas y las murallas se
desplomarán". Así lo hizo Josué, mientras los defensores de Jericó se
burlaban de las trazas de aquel singular ejército.
TOMA DE JERICÓ |
TOMA DE JERICÓ
Cumplió Josué lo ordenado por el Señor, y al sonido de las
trompetas, cayeron las murallas, y los israelitas se lanzaron al asalto,
tomando la ciudad con relativa facilidad.
JOSUÉ DETIENE EL SOL |
JOSUÉ DETIENE EL SOL
Algunos reyes se opusieron al avance de los israelitas, pero
Josué los derrotó. En una ocasión, queriendo completar su victoria antes de que
se hiciera de noche, Josué ordenó al Sol que se parara. Y el Sol detuvo su
curso, hasta que los israelitas consumaron su triunfo.
CONQUISTA DE CANAÁN |
No fue fácil conquistar la tierra de Canaán, pero con la
ayuda de Dios, finalmente, después de siete años de continuas luchas, consiguió
Josué poner bajo su dominio todo el territorio prometido por el Señor.
MUERTE DE JOSUÉ |
Cumplida su misión, Josué, que sabía que la hora de su
muerte estaba ya cercana, convocó a su pueblo, les dio sabios y prudentes
consejos y les hizo prometer fidelidad a Dios. Tranquilo, Josué a la vista de
esta promesa, se durmió a la paz del Señor, a los ciento diez años de edad.
REPARTO DE LA TIERRA PROMETIDA
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REPARTO DE LA TIERRA PROMETIDA
Antes de morir, Josué había repartido el país conquistado. Dio una parte a cada tribu, excepto a la de Levi, que fue consagrada al servicio sacerdotal. Manasés y Efraím, los hijos de José, fueron considerados, según dispuso Jacob, como cabezas de tribu, dándose una parte a cada uno.
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