martes, 3 de febrero de 2015

LOS COLEGIOS DE ENCRUCIJADA


Un colegio de encrucijada era un semillero de actividad espiritual, y había que protegerla contra las fuerzas del mal. Era un lugar donde se congregaban los lares, y los lares eran las miríadas de fantasmas que poblaban el Otro Mundo y que hallaban un foco natural para concentrar sus fuerzas en los colegios de encrucijada. 


Así, cada uno de ellos tenía su propio altar dedicado a los lares, y una vez al año, más o menos a principios de enero, se celebraban unas fiestas llamadas compitales que estaban dedicadas á aplacar a los lares de los colegios de encrucijada.


 La noche antes de las compitales todo ciudadano libre que residiera en el barrio que iba a dar a un colegio de encrucijada estaba obligado a colgar un muñeco de lana, y cada esclavo una pelota de lana; en Roma los altares estaban tan sobrecargados de muñecos y pelotas que uno de los deberes de los colegios de encrucijada era instalar cuerdas para contenerlos. 


Los muñecos tenían cabeza, y todas las personas libres tenían cabezas que los censores contaban; las pelotas no tenían cabeza, porque á los esclavos no se les contaba. No obstante, los esclavos eran una parte importante de las festividades. 


Como en las saturnales, celebraban las fiestas como iguales con los hombres y mujeres libres de Roma, y era deber de los esclavos -despojados de las insignias serviles- realizar la ofrenda de un cerdo bien cebado a los lares. Todo lo cual quedaba bajo la autoridad de los colegios de encrucijadas y del pretor urbano, que era su supervisor.

 

Así pues, un colegio de encrucijada era una hermandad religiosa. Cada uno tenía un custodio, el vilicus, que se encargaba de que los hombres del barrio se reunieran regularmente en locales gratuitos cercanos a los colegios de encrucijada y al altar de los lares; mantenían limpios el altar y el colegio de encrucijada para que no resultasen atractivos a las fuerzas del mal. Muchas de las intersecciones de las calles de Roma no tenían altar, pues éstos se limitaban únicamente a los cruces más importantes.


( C. McC. )



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