César
iba el primero por aquel sendero, rodeado de los valientes jóvenes veteranos de
la décima,
y a diferencia de las tropas pompeyanas, aquello esto es más propio de las
legiones de César, por mucho que tuvieran que caminar pugnando con los
guijarros y pasando por encima de las peñas. Y es que la tropas cesarianas
triplicaban en sus entrenamientos a las pompeyanas, y además motivadas y con
total disciplina. Con César se tenía que ir al límite, e incluso más que eso, y
sus legionarios lo sabían. Por eso era el primero que se ponía delante de la
columna, y marchando varias docenas de kilómetros, lloviera, hiciera viento,
frío, calor, sol, o nevara. Con lo cual convenía ahorrar el aliento en lo
posible, porque los objetivos fijados cada día se tenían que cumplir, gustara o
no gustara.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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