Mis tutores solían decirme en
mi niñez que el día más grande en la vida de un noble de Roma, era aquel en
que, acompañado por sus amigos y partidarios, iba al templo de Júpiter
Capitolino para sacrificar los toros tradicionales e iniciar su año de
funciones como cónsul del pueblo romano. Hasta el anciano Mario hablaba con
veneración de esta ceremonia y de la dignidad del cargo y de la ocasión, aun
cuando él mismo obtuviera su primer consulado, no por alguna habilidad
política, sino únicamente a causa de su hoja militar y sus vulgares ataques a
la aristocracia.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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