sábado, 22 de agosto de 2020

CÉSAR DICE SOBRE EL CONSULADO



Mis tutores solían decirme en mi niñez que el día más grande en la vida de un noble de Roma, era aquel en que, acompañado por sus amigos y partidarios, iba al templo de Júpiter Capitolino para sacrificar los toros tradicionales e iniciar su año de funciones como cónsul del pueblo romano. Hasta el anciano Mario hablaba con veneración de esta ceremonia y de la dignidad del cargo y de la ocasión, aun cuando él mismo obtuviera su primer consulado, no por alguna habilidad política, sino únicamente a causa de su hoja militar y sus vulgares ataques a la aristocracia.


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