Viriato, era un hombre que aún
siendo bárbaro, estuvo provisto de las cualidades más elevadas de un general;
era el primero en todos en arrostrar el peligro y el más justo a la hora de
repartir el botín. Pues jamás aceptó tomar porción mayor aunque se lo pidieran
en todas las ocasiones, e incluso aquello que tomaba lo repartía entre los más
valientes. Gracias a ello tuvo un ejército con gentes de diversa procedencia
sin conocer en los ocho años de esta guerra ninguna sedición, obediente siempre
y absolutamente dispuesto a arrostrar los peligros, tarea ésta dificilísima y
jamás conseguida fácilmente por ningún general.
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