Del mismo modo que los médicos siempre tienen a mano los
instrumentos de hierro para las curas de urgencia, así también conserva tú a
punto los principios fundamentales para conocer las cosas divinas y las humanas
y así llevarlo a cabo todo, incluso lo más insignificante, recordando la
trabazón íntima y mutua de unas cosas con otras. Pues no llevarás a feliz
término ninguna cosa humana sin relacionarla al mismo tiempo con las divinas,
ni tampoco al revés.
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