En Alejandría atacó un puente, pero una
inesperada salida del enemigo le obligó a saltar a una barca, perseguido por
gran número de enemigos; se lanzó al mar, y recorrió a nado el espacio de
doscientos pasos hasta otra nave, sacando la mano derecha fuera del agua para
que no se mojasen los escritos que llevaba, y llevando cogido con los dientes
su manto de general para no abandonar aquella prenda al enemigo.
( Suetonio )
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