domingo, 20 de enero de 2019

CÉSAR OCTAVIO ACUERDA PROSCRIPCIONES PROPUESTAS POR MARCO ANTONIO Y LÉPIDO PARA FINANCIAR EL ESTADO ROMANO Y LAS LEGIONES EN ÉPOCA DE SEQUÍA Y HAMBRUNA



Mi padre Cayo Julio César fue famoso por su clemencia, pero fue su clemencia la que lo mató. La mayoría de sus asesinos eran hombres perdonados. De haberlos matado, no tendríamos necesidad de preocuparnos de Bruto y de Casio, Roma tendría todas las rentas públicas de Oriente y nosotros podríamos navegar con libertad a Euxine para comprar cereales en Cimeria si no encontráramos en ningún otro lugar. Estoy de acuerdo contigo, Marco Antonio. Proscribiremos, exactamente igual que hizo Sila. Una recompensa de un talento por la información que nos aporte un hombre libre o un liberto, una recompensa de medio talento más la libertad para un esclavo. Pero no cometeremos el error de documentar las recompensas. ¿Por qué darle a algún aspirante a tribuno de la plebe la oportunidad de obligarnos a castigar a nuestros informantes?. Las proscripciones de Sila recaudaron dieciséis mil talentos para el Erario. Ése es nuestro objetivo. La proscripción es la única solución. Roma está en bancarrota, y por lo tanto proscribimos. También nos permitirá deshacernos de enemigos, reales o potenciales; todos los que tienen sentimientos republicanos o simpatía por los asesinos de César.






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