A primera vista, el tribuno de
la plebe era un cargo menor en la jerarquía senatorial. Los tribunos de la
plebe no tenían imperium, palabra sin equivalente en el mundo no romano. Pero
¿qué demonios era el Imperium?, ese poder que se consideraba de emanación
divina solo aplicable entre los romanos. Pues bien, eso de ímperíum equivalía al grado
de autoridad que posee un dios en la tierra. Con aquello, un solo pretor podía
obligar a un gran rey a que le acompañase. Los gobernadores provinciales tenían
imperium, los cónsules tenían ímperíum, los pretores tenían imperium, curules y
ediles tenían imperium, pero todos ellos poseían una clase distinta de imperium.
La única evidencia tangible de imperium era el lictor. Los lictores eran
ayudantes profesionales que iban delante del que ostentaba el imperium abriéndole
paso y llevando sobre el hombro izquierdo el fasces o haz de varas sujetas con
cintas rojas.
Los censores no tenían imperium.
Ni los ediles de la plebe, ni los cuestores. Tampoco lo tenían los los tribunos
de la plebe. Estos últimos eran los representantes elegidos del pueblo, ese
vasto conjunto de ciudadanos romanos sin derecho a la alta distinción de ser patricios.
Los patricios eran la aristocracia antigua, aquellos cuya familia había formado
parte de los padres de Roma. Cuando la república romana acababa de
constituirse, sólo contaban los patricios, pero conforme algunos plebeyos
adquirieron dinero y poder e ingresaron en el Senado ocupando una silla curul,
también quisieron ser aristócratas, y el resultado fueron los nobilis (nobles).
Así, la doble aristocracia la constituían los patricios y los nobles. Para ser
noble bastaba con tener un cónsul en la familia, y nada impedía que un plebeyo
llegara a cónsul. De este modo quedaban satisfechos el honor y la ambición de
los plebeyos.
Los plebeyos tenían su propia
asamblea de gobierno, a la que les estaba vedada la asistencia y el voto a los
patricios. Pero tan poderosos se habían hecho los plebeyos, en detrimento de
los patricios, que este nuevo organismo de la Asamblea de la Plebe era quien asumía
la mayor parte de la legislación. Para que velaran por sus intereses, la plebe
elegía diez tribunos renovables cada año, y ésa era la peor característica del gobierno
romano: que sus magistrados sólo ocupaban el cargo durante un año, con la consecuencia
de que no se podía sobornar a una persona, al no saber si iba a durar lo bastante
para servir los intereses de uno. Así, cada año había que sobornar a un hombre distinto,
y generalmente había que sobornar a varios.
No, un tribuno de la plebe no
tenía imperium ni era un magistrado mayor; en apariencia, no contaba gran cosa,
pero tenía el enorme poder de vetar cualquier ley recién votada o aprobada. No
obstante, habían logrado convertirse en los magistrados más importantes del
común y disponían de auténtico poder, ya que eran los únicos con derecho a veto,
un mecanismo político para que manteniera la división de poderes y no llegara a
ser absoluto para nadie. Y era un veto que obligaba a todos; sólo el dictador
quedaba exento de él.. Un tribuno de la plebe podía vetar a un censor, a un cónsul,
a un pretor, al Senado, a sus nueve colegas tribunos de la plebe, vetar las
reuniones, las asambleas, las elecciones, prácticamente cualquier cosa, y el
esto residía el enorme poder del aparentemente tribuno de la plebe que no
disponía de Imperium alguno con el resto de los magistrados. Además, su persona
era sacrosanta; es decir, no se le podía impedir físicamente que ejecutara sus
funciones. Y, además, hacía las leyes.
El Senado no podía legislar,
sino únicamente recomendar la adopción de una ley. Es indudable que todo esto
tendía a establecer un sistema equilibrado de controles para impedir la posible
hegemonía política de un organismo o un individuo. Si los romanos hubieran sido
una raza superior de animales políticos, el sistema habría dado resultado; pero
como no lo eran, casi no funcionaba. De entre todos los pueblos en la historia
universal, los romanos eran los más ingeniosos para encontrar subterfugios
legales a la ley, y por eso desarrollaron lo que conocemos como "Derecho
Romano".
No hay comentarios:
Publicar un comentario