domingo, 30 de julio de 2017

QUINTA CARTA DE LUCIO PONCIO PILATOS AL EMPERADOR CLAUDIO TIBERIO

 
Lucio Poncio Pilatos a Claudio Tiberio César, salud.

 

Tu carta, César, me ha dejado perplejo, pues me preguntas lo mismo que tu nieta me pregunta desde hace algún tiempo. Me regocija que mi querida esposa hay heredado algo de tu reconocida sagacidad.

 

Volviendo a tu pregunta, la verdad es que no se bien como contestarte. Seguramente mi inteligencia limitada no me permite ver las cosas con claridad. ¡Ofrecer a Johanan la tetrarquía que acabas de arrebatar a su tío Filipo!. Quieres saber mi opinión al respecto y la verdad es que el miedo a equivocarme pesa demasiado sobre mi conciencia.

 

Por un lado tienes razón, César, en pensar que la población de la tetrarquía de Filipo pudiera recibir bien este nombramiento. Johanan ha permanecido buena parte de los últimos tiempos en la tetrarquía de su tío, en los alrededores de Cesarea de Filipo y de Betsaida Julias, y no parece haber tenido conflictos con la población local. Quienes respetaban a Filipo y pueden estar descontentos con su destitución, verán sin duda con buenos ojos que el nuevo tetrarca sea un sobrino de este. También es cierto que de esta forma mostramos a los príncipes herodianos que estos territorios que el divino Julio encomendó en el pasado a su abuelo Antipater, padre del primer Herodes, no son su propiedad ni pueden hacer con ellos lo que quieran. Más importante todavía, al pacificar la región que nos separa de los partos, contribuimos a la solidez de nuestras fronteras. Sin duda estas razones que con razón comentas a favor de nombrar nuevo tetrarca a Johanan son poderosas y las comparto. Sin embargo, permíteme, César, expresarte mis inquietudes al respecto.

 

¿Que pasará en la Galilea y en la Perea de Antipas si en la tetrarquía vecina nombramos un tetrarca que por ser hijo de Judas de Gamala, quién para muchos fue un héroe, puede gozar del amor de sus súbditos, a diferencia de lo que ocurre con Antipas? ¿No haremos más difícil mantener la paz en estas regiones?.


 

Y, lo que más me preocupa, si me permites, César, revelarte el fondo de mi inquietud, ¿Qué pasará en los territorios que me has confiado? sobretodo en el caso de Judea, ¿no se encenderán los espíritus de los nacionalistas zelotes contra nosotros, cuando vean que uno de los suyos, en realidad el principal
 representante de su causa, como hijo de Judas, reina en una tetrarquía? ¿Podré mantener la paz, tal y como he podido hacerlo hasta ahora?

 

Aunque he procurado mantenerme informado sobre el movimiento de Johanan, tal y como creo haber podido demostrarte, en mis cartas anteriores, la verdad es que desconocemos todavía varios aspectos del entorno de Johanan y de sus verdaderas intenciones. ¿Como reaccionarán sus numerosos hermanos, no aspirarán también ellos a otras tetrarquías?

 

Los informes que he tenido sobre las enseñanzas de Johanan en Galilea y en la tetrarquía de Filipo parecen indicar que el principal objeto de su ira es la dinastía herodiana y la impureza de los sacrificadores y levitas, tal y como te comenté antes. Pero en realidad ¿que es lo que desea? ¿Se contentaría con un reemplazo de la dinastía herodiana por un reestablecimiento de la dinastía de David, manteniendo la sumisión a Roma? ¿O bien lo que busca es la independencia de Roma, tal y como la buscaron su padre y su abuelo?

 

Por el momento no puedo responder a todos estos interrogantes y creo que lo mejor es esperar compartir la decisión con tu legado Cayo, cuya próxima venida, de camino a su misión en Armenia, me anuncias y que la amistad de Claudia Prócula con la princesa Salomé nos permita obtener nuevos conocimientos sobre Johanan y sobre su movimiento.



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