Sus dirigentes los eminentes
padres conscriptos del Senado son pura corrupción. Y en consecuencia deberían
ser pura decadencia, blandos, insustanciales. Pero no lo son. Son tan duros
como el pedernal, fríos como el hielo y tan sutiles como un sátrapa parto. Nunca
ceden.
Te aseguras a uno, le amansas hasta el servilismo
y de repente desaparece y te encuentras tratando con una cara distinta en
circunstancias distintas. Y eso sí de pronto no te topas con uno a quien
necesitas y no puedes sobornar, y no porque no tenga un precio, sino porque,
sea cual sea éste, tú no puedes ofrecérselo, y no hablo de dinero .
A los romanos los obsesionaba
aquello de los comités y las comisiones, y nada los complacía más que enviar un
grupito de funcionarios a un rincón remoto del planeta para investigar,
pontificar, adjudicar y mejorar. Otro optaría por ponerse a la cabeza de un ejército,
pero los romanos se presentaban vestidos con togas, escoltados por simples lictores
y ni un solo soldado a mano; comenzaban a dar órdenes y esperaban que se cumplieran
como si hubiesen llegado al frente de un ejército, Y, en su mayor parte, eran
obedecidos
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