Cuando
las sensaciones descritas por Afrodita están llegando a su punto álgido, la mujer
enloquece de placer; besa con la boca totalmente abierta y se mueve agitadamente
como una loca. Las lenguas se entrecruzan y acarician sin cesar, tocándose en
apasionados besos dentro de otros besos
[…] Cuando la mujer llega a la culminación de
los actos de Afrodita, jadea instintivamente con ardiente placer, su jadeo
asciende rápidamente hasta los labios con la respiración del amor y allí encuentra
un beso perdido.
(Aquiles Tacio en su
"Leucipa y Clitofonte" )
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