sábado, 2 de agosto de 2014

EL EMPERADOR TEODOSIO EL GRANDE



( EN LA FOTO DE ARRIBA EL EMPERADOR TEODOSIO EL GRANDE )


EL FINAL DE ROMA
(337-467 d. de J.C.)

Tres series de hechos caracterizan este período, que concluye con la caída del Imperio romano de Occidente:

1.- El progreso del cristianismo que, a partir de 380 d. de J.C., se convierte en religión del Estado (Edicto de Teodosio).



2.- Constantino muere el 22 de mayo de 337 d. de J.C.. Su sucesión da lugar a usurpaciones, repartos y disputas, en los que participa activamente la Iglesia (los cristianos ortodoxos, que admiten el Credo de Nicea, se oponen a los obispos arrianos).


La frágil unidad restablecida por Teodosio (emperador en 379 d. de J.C., único emperador en 394 d. de J.C. y fallecido en 395 d. de J.C.) conduce a la definitiva división del Imperio en Imperio romano de Oriente (Arcadio) e Imperio romano de Occidente (Honorio).


El primero durará hasta la toma de Constantinopla por los turcos (453 d. de J.C.), y ya veremos en qué momento hay que empezar a llamarle Imperio bizantino.


3.- El Imperio de Occidente, que dependía en teoría del emperador de Oriente, que reinaba en Constantinopla (y de hecho independiente de él), desde 375 d. de J.C. (invasión de los hunos) se derrumba progresivamente bajo los ataques de los bárbaros, uno de cuyos jefes (Odoacro), depone al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, cuando éste aún es un niño.


La tentativa de Justiniano, emperador romano de Oriente (527-565 d. de J.C.), para reconstruir el Imperio romano universal acaba en un absoluto fracaso.


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