No se conocen sus fechas de nacimiento y muerte. Sin embargo, en su propia obra hay varias referencias que sirven para situarla aproximadamente: en su Epitoma rei militaris alude al emperador Graciano como deificado, lo que sitúa la obra después de la muerte de este en el año 383; una anotación de Flavio Eutropio, un escriba de Constantinopla, sobre uno de sus manuscritos ya publicados, data del año 450.
Vegecio dedicó
sus obras al emperador reinante en la época, pero no indica quién era; unos
estudiosos sugieren que Teodosio I, la hipótesis más probable, y otros
que Valentiniano III.
Se conocen dos obras suyas: Epitoma rei militaris,
también conocido como De re militari, y la menos conocida Digesta Artis
Mulomedicinae un tratado de veterinaria sobre las enfermedades de caballos y
mulos. Fue la primera de ellas, Epitoma rei militaris (Compendio de técnica
militar) la que le dio más fama.
Es un tratado en el que se describen los usos militares
del ejército romano en la Antigüedad. Cita del propio Vegecio en el prefacio:
El libro primero enseña a fondo sobre la elección de los más jóvenes, de qué lugares o cuáles han de ser aceptados como soldados, o con qué ejercicios de armas han de ser instruidos. El libro segundo contiene la costumbre de la antigua milicia en la que puede formarse al ejército de infantería. El libro tercero expone todas las clases de artes que parecen necesarias para el combate en tierra. El libro cuarto enumera todas las máquinas con las que se atacan o se defienden las ciudades; también añade los preceptos de la guerra naval.
En la propia obra afirma el autor que escribió
primero el Libro I como un tratado independiente y que, después, a petición del
emperador, la amplió con los tres libros siguientes. Algunos editores modernos,
sin mucho fundamento, han dividido el libro IV en dos mitades: libro IV
dedicado a la poliorcética y libro V dedicado a la guerra en el mar.
Por ser una obra eminentemente práctica, breve y escrita
en un latín sencillo, fue tenida como referencia entre los militares de la Edad
Media y el Renacimiento y, por lo detallado de su relato, se consideró una
importante fuente para los historiadores. Copiado con profusión, el texto ha
sobrevivido íntegro hasta nuestros días; fue traducido a varios idiomas antes
de la invención de la imprenta e impreso por vez primera en Utrecht en 1473. A
partir del siglo XVI la reputación de Vegecio como fuente histórica comenzó a
decaer por el descubrimiento de otros autores como Polibio, y por la objeción
de que mezclaba confusamente las instituciones de diversos períodos del Imperio
romano.
Vegecio cita entre sus fuentes a Catón, Cornelio
Celso, Frontino, Paterno y las constituciones imperiales de Augusto, Trajano y
Adriano.
Todo el libro se caracteriza por la nostalgia de
Vegecio hacia los tiempos anteriores a él y el ensalzamiento de glorias
pasadas, lamentando el abandono en el que se encuentra el ejército en su
tiempo, y proponiendo el resurgir de este, poniendo especial énfasis en la
necesidad de disciplina y entrenamiento. Del libro I, capítulo I:
La victoria en la guerra no depende completamente del número o del simple valor; sólo la destreza y la disciplina la asegurarán. Hallaremos que los romanos debieron la conquista del mundo a ninguna otra causa que el continuo entrenamiento militar, la exacta observancia de la disciplina en sus campamentos y el perseverante cultivo de las otras artes de la guerra.
A Vegecio se debe la máxima «si vis pacem, para bellum» («si quieres la paz, prepárate para la guerra»), aunque el texto original dice exactamente: «igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum» («así que quien desee la paz, que prepare la guerra») (Libro 3, prefacio).
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