Dícese que era gran comedor, y en invierno comía antes de
amanecer. En la cena le servían tantos manjares que hacía pasar los restos de
mano en mano hasta el extremo de la mesa para distribuirlos a los que asistían
de pie. Su pasión lo impulsaba hacia los varones: pero los quería vigorosos y
maduros. Se contaba que en Hispania, cuando Icelo, uno de sus antiguos
compañeros de orgías, fue a anunciarle la muerte de Nerón, no contento con
abrazarlo indecentemente delante de todos, le rogó que se depilara en el acto y
se lo llevó a solas consigo.
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