Oinópides de Quíos (en griego, Οἰνοπίδης
ὁ Χῖος; también escrito como Enópides de Quíos o de Chíos) fue un matemático,
geómetra y astrónomo de la Grecia clásica, que vivió alrededor del 450 a.C..
Nació poco después del 500 a. C. en la isla de Quíos, pero trabajó
principalmente en Atenas.
El principal logro de Oinópides
como un astrónomo fue su determinación del ángulo entre el plano del ecuador
celeste y las constelaciones del Zodiaco (es decir, el plano de la eclíptica,
el camino anual del Sol sobre el firmamento). Calculó este ángulo en 24°, valor
que mide a su vez la inclinación del eje de la Tierra. Este resultado fue el
valor utilizado durante dos siglos, hasta que Eratóstenes lo midió con
una mayor precisión.
Mientras que las innovaciones de
Oinópides como astrónomo principalmente se ocupaban de asuntos prácticos, como
geómetra parece haber sido más bien teórico y metodologista, y se impuso a sí
mismo la tarea de hacer que la geometría cumpliera con los estándares más altos
de pureza teórica. Por ello, introdujo la distinción entre 'teoremas' y
'problemas': aunque ambos están implicados con la solución de un ejercicio, un
teorema se significa por ser un bloque del edificio teórico para ser utilizado
como el fundamento de teorías más lejanas, mientras que un problema es solo un
ejercicio aislado sin importancia o repercusiones más lejanas.
Al parecer también fue el autor de la norma de que las construcciones geométricas tendrían que utilizar no otro medio que regla y compás. En este contexto su nombre está ligado a dos construcciones elementales concretas de la geometría del plano: primero, dibujar por un punto dado una recta perpendicular a una línea recta dada; y segundo, en una línea recta dada y en un punto dado sobre esta recta, construir un ángulo igual a un ángulo dado.
Se le atribuyen numerosas
sentencias en distintas áreas del saber:
Se dice que dio una explicación de las crecidas del río Nilo cada verano. Basándose en observaciones de la temperatura del agua en pozos profundos, pudo deducir erróneamente que el agua subterránea es de hecho más fresca en verano que en invierno. En invierno, cuando la lluvia cae y se infiltra en la tierra, se evapora rápidamente otra vez debido al calor de la tierra. Aun así, en verano, cuando el agua en la tierra estaba presuntamente más fría, habría menos evaporación. Entonces, el superávit de humedad tendría que fluir de otra manera, causando así el desbordamiento del Nilo. También se le atribuye a Oinópides la opinión de que anteriormente el Sol se habría desplazado a lo largo de la Vía Láctea. Así, cuando el Sol vio como Tiestes, una figura mitológica, recibió a su propio hijo como cena servido por su hermano Atreo, el Sol quedó tan horrorizado que abandonó su curso y se cambió al plano del zodíaco. Esta atribución parece bastante improbable. Se dice que Oinópides consideraba el universo como un organismo viviente, siendo una divinidad su alma. Así mismo, se dice que creía que el fuego y el aire eran los principios esenciales del universo. El cráter lunar Oenopides lleva este nombre en su memoria.
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