Santa
Bibiana, o las variantes Viviana o Vibiana (Roma, 3471 a 3522 - Roma, 361 a 36312) santa y virgen mártir romana.
La
historia de esta santa está envuelta en leyenda y se menciona por primera vez
en el Liber Pontificalis. En el capítulo dedicado a la biografía del papa
Simplicio cuenta que el papa "consagró una basílica dedicada a la santa
mártir Bibiana, que contiene su cuerpo, cerca del Palatium Licianium".
La
información histórica sobre la vida de esta santa es en realidad muy limitada.
Está basada en una Passio Sanctae Bibianae no anterior al siglo VII. Bibiana nace en una familia ilustre romana y cristiana
durante el mandato del emperador Juliano el Apóstata, siendo gobernador un tal
Aproniano. Aproniano, después de haber
hecho asesinar a los padres de Bibiana, Flaviano di Montefiascone y Dafrosa de
Roma, trató de obligar a la apostasía a sus hijas privándolas de alimento para
que murieran de inanición. Demetria murió pero Bibiana sobrevivió.
Se
enfrentó al gobernador, quien, para debilitar su resistencia la confió a una
alcahueta llamada Rufina. Bibiana no sucumbió a las tentaciones de la vida
mundana y se mantuvo fiel a sus creencias. Finalmente, el gobernador ordenó que
Bibiana fuera atada a una columna y flagelada. Su cuerpo fue arrojado a los perros, que no lo tocaron, y finalmente fue
enterrado junto a sus padres y su hermana.
Después
de su muerte, se construyó la iglesia de Santa Bibiana de Roma en su honor
sobre el solar donde se asentaba la casa paterna, gracias al papa Simplicio.
Dicha iglesia fue consagrada en 467 y restaurada por el papa Honorio III en
1224. En 1626, Bernini esculpió una estatua de la santa, que permanece en su
iglesia.
La
tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna.
Es la
patrona de los bebedores y epilépticos; también es invocada contra el dolor de
cabeza y convulsiones.
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