Si matáis cruelmente a la
chica, no habréis hecho más que dar rienda suelta a vuestra ira sin obtener
nada a cambio. Lo que se me ocurre es esto: llevémosla a una ciudad cercana y
vendámosla. Por una chica dulce y joven como ella seguro que nos pagarán un
buen precio, especialmente porque yo mismo conozco allí a proxenetas desde hace
mucho tiempo; sin duda alguno de ellos nos hará una buena oferta por una
muchacha de alcurnia como ésta. Allí tendrá que exhibirse en un burdel y no
podrá escapar como acaba de intentar. Verla sirviendo a los hombres en un
prostíbulo será una dulce venganza.
( Lucio Apuleyo en "El
asno de oro" )
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