Durante dos años he hablado a los miembros de esta cámara
de Marco Antonio y de su dependencia de la Reina de las Bestias. Nada de lo que
he venido repitiendo hasta ahora ha conseguido convencer a muchos de los que
están hoy presentes aquí de que he dicho la verdad. «¡Dadnos una prueba!»,
habéis gritado una y otra vez. ¡Muy bien, tengo la prueba!. Aquí tengo en mi
mano la última voluntad y testamento de Marco Antonio y contiene todas las
pruebas que incluso el más ardiente partidario de Antonio podría exigir.Sí, la
última voluntad y testamento de Marco Antonio
¡La voluntad de un hombre es sacrosanta!. ¡Nadie puede
violarlo mientras el autor viva!, estaréis pensando. Y yo os digo: ¡a menos que contenga declaraciones de
traición!. ¡Incluso así!, ¿a un hombre
se le puede considerar traidor por lo que dice después de su muerte?. Incluso
así, absolutamente, y no es ilegal abrir este testamento. ¡Aquí lo tenéis, y
luego os lo dejo leer!. Pero antes os explico:
He escuchado a algunos de vosotros llamar a Marco
Antonio el más romano de los romanos. Dedicado al progreso de Roma, valiente,
osado, eminentemente capaz de extender el dominio de Roma para cubrir todo
Oriente. Eso es lo que pidió (¡y recibió!): Oriente como su parcela después de
Filipos. Eso fue hace sólo diez años. Durante esos diez años, Roma apenas si lo
ha visto, tan concienzudo fue su mando, o así es lo que decían algunos como
Lucio Poplicola. Pero si bien fue a Oriente con la mejor de sus intenciones, su
voluntad no duró. ¿Por qué?. ¿Qué pasó?. Puedo resumir la respuesta en una sola
palabra: Cleopatra. Cleopatra, la Reina de las Bestias. Una poderosa hechicera,
conocedora de los cultos secretos y las artes del amor y los venenos. ¿No
recordáis al rey Mitrídates el Grande, que se envenenaba cada día con cien
pócimas y tomaba un centenar de antídotos?. Cuando intentó suicidarse con
veneno, no funcionó. Uno de sus guardaespaldas tuvo que atravesarlo con su
espada. También os recuerdo que el rey Mitrídates era el abuelo de Cleopatra.
La sangre de sus venas es, por naturaleza, enemiga de Roma.
Se conocieron por primera vez en Tarsus, donde ella lo
hechizó; pero no lo suficiente. Aunque ella le dio mellizos, Antonio permaneció
libre de Cleopatra hasta el invierno del año que vio a los partos invadir Siria
la primavera siguiente. Él se había reunido con ella en Alejandría, pero cuando
los partos aparecieron, él la dejó. ¡Por supuesto que la dejó!. Tenía que
expulsar a los partos. Pero ¿lo hizo?. ¡No!. Fue a Atenas con el propósito de
supervisar mis actividades en Italia. Aquello desembocó en su asedio de Brundisium
y, a su debido momento, en el pacto de Brundisium cuando se casó con mi hermana
como prueba de su calidad de romano. Le dio dos niñas, ningún honor para
alguien que ya había engendrado hijos con Fulvia y Cleopatra.
No es necesario volver a citar la desastrosa campaña
que libró contra Media Partía, porque es el período posterior a su lamentable
retirada lo que debe interesarnos más que la pérdida de un tercio de un
ejército romano. Antonio hizo lo que sabe hacer mejor: beber vino hasta que se
le obnubiló la mente. Loco e impotente, buscó socorro en Cleopatra. No en Roma,
sino en Cleopatra, que fue a Leuke Kome cargada con regalos que superan toda
imaginación: dinero, comida, armas, medicinas, miles de sirvientes y veintenas
de médicos. Desde Leuke Kome, la pareja se trasladó a Antioquía, donde Antonio
finalmente se dedicó a hacer un testamento. Una copia se guardó aquí, en Roma,
la otra, en Alejandría, donde Antonio se instaló el pasado invierno. Pero para
entonces estaba bajo el completo dominio de Cleopatra, drogado y sumiso. Ya no
necesitaba beber vino, tenía mejores cosas que tragar, desde las pócimas de
Cleopatra hasta sus lisonjas. Con el resultado de que, cuando se acercaba el
final de la primavera de este año, trasladó todo su ejército y su flota a
Éfeso. ¡Éfeso!. Mil millas al oeste de donde realmente se necesitaban, en un
frente desde Armenia Parva hasta el sur de Siria, para impedir las incursiones
partas. Entonces ¿por qué trasladó a su ejército y a su marina a Éfeso?. ¿Por
qué luego ha movido a ambos hasta Grecia?. ¿Roma es una amenaza para él?.
¿Italia?. ¿Algún ejército o flota al oeste del río Drina ha hecho gestos
bélicos en su dirección?. ¡No, no lo han hecho!. No hace falta que creáis mi
palabra; es algo manifiesto hasta para el más tonto de entre vosotros.
No creo ni por un momento que Marco Antonio haya
cometido estos actos de agresión contra su tierra natal voluntariamente. Ningún
romano lo haría salvo aquellos que fueron castigados injustamente y buscaron
regresar: Cayo Mario, Lucio Comello Sila, Divus Julius. Pero ¿Marco Antonio ha
sido declarado hostis?. ¡No, no lo ha sido!. Hasta este mismo día, su condición
sigue siendo la que siempre ha sido: un romano de Roma, el último de muchas
generaciones de Antonios que han servido a su país. No siempre con sabiduría,
pero sí con celo patriótico
.
Entonces ¿qué le ha ocurrido a Marco Antonio?. De
nuevo, la respuesta está en una palabra; Cleopatra. Él es su juguete, su
títere; sí, todos vosotros podéis recitar la lista conmigo, lo sé. Pero la mayoría
de vosotros nunca me ha creído, eso también lo sé. Hoy puedo ofrecer la prueba
de lo que siempre he dicho es una versión aguada de las perfidias de Antonio,
realizadas bajo el dictado de Cleopatra. ¡Una extranjera, una mujer, una
adoradora de las bestias!. También una poderosa hechicera, capaz de embrujar al
más fuerte y al más romano de los romanos.
Sabéis que la mujer, la extranjera, tiene un hijo
mayor cuya paternidad atribuye a Divus Julius. Un joven que ahora tiene quince
años, que se sienta a su lado en el trono egipcio como Ptolomeo XV César, para
un romano es un bastardo y no un ciudadano romano. Para aquellos de vosotros
que creéis que es el hijo de Divus Julius puedo presentar pruebas de que no lo
es, que es hijo de un esclavo que Cleopatra tomó para su diversión. Ella es de
disposición amorosa, tiene muchos amantes, y siempre los ha tenido. Que primero
utiliza como compañeros sexuales y después como víctimas de sus venenos. Sí,
experimenta con ellos hasta que mueren. Como murió el esclavo que fue padre de
su hijo mayor.
¿0s preguntáis si esto es importante?. ¡Sí, porque
ella engañó al pobre Antonio para que declarase a ese niño bastardo Rey de
Reyes, y ahora va a la guerra contra Roma para sentarlo en el Capitolio, hogar
de nuestros sagrados dioses!. ¡Aquí hay hombres, senadores, que pueden
atestiguar bajo juramento que su amenaza favorita es que ellos sufrirán
persecución cuando ocupe su trono en el Capitolio y juzgue en nombre de su
hijo!. Sí, espera utilizar el ejército de Antonio para conquistar Roma y
convertirla en el reino de Ptolomeo XV César.
Pero ¿Roma continuará siendo la ciudad más grande del
mundo, el centro de la ley, la justicia, el comercio y la sociedad?. ¡No, Roma
no.! ¡La capital del mundo será trasladada a Alejandría!. Roma acabará
convirtiéndose en nada.
¡La prueba está en este documento que ahora
desenrrollo ante vosotros, la última voluntad y testamento de Antonio!. Os lo
arrojo para que lo leais y os lo paséis uno a los otros. Observar: deja todo lo que tiene, incluidos sus
propiedades romanas e italianas, sus inversiones y su dinero, a la reina
Cleopatra. ¡A la que jura su amor, amor, amor y amor!. ¡Su única esposa, el
centro de su ser.! ¡Atestigua que Ptolomeo XV César es hijo legítimo de Divus
Julius y heredero de todo lo que Divus Julius me dejó, su hijo romano!.
¡Insiste en que sus famosas Donaciones sean honradas, cosa que hace a Ptolomeo
XV César el rey de Roma!. ¡Roma, que no tiene rey!.
Ahora que tenéis el testamento abierto en vuestras
manos, que puede ser leído por cualquiera de vosotros que desee verificar lo
que digo, ¿me creéis en lo que os he dicho?.
¿Qué, padres conscriptos, estáis escandalizados?.
¡Tendríais que estarlo!. Pero ¡esto no es lo peor que dice el testamento de
Antonio!. Eso está contenido en la cláusula del entierro, que ordena que no
importa dónde pueda ocurrir su muerte ya que su cuerpo se ha dado a los
embalsamadores egipcios que viajan con él a todas partes para que lo embalsamen
de acuerdo a la técnica egipcia. Luego ordena que se lo entierre en su amada
Alejandría, junto a su amada esposa, Cleopatra.
Ese testamento no es ninguna falsificación, se lo
arrebaté a las vírgenes vestales, que lo defendieron bien, y ahora lo tenéis en
vuestras manos. Y repito: no es nada ilegal arrebatar un testamento a las
vestales cuando hay sobradas pruebas de traición contra Roma. No os preocupes
por el principio ni por lo que dice en medio, id al final y buscad la cláusula
referente al tratamiento y disposición del cuerpo de Antonio una vez muerto. Examinad
el sello que demuestra su autenticidad.
¿Estáis conmigo, padres conscriptos?. Como os ha
podido demostrar su propio testamento, Marco Antonio ya no es un romano, ha
sido hechizado, está embrujado por Cleopatra, y se está preparando para marchar
contra su tierra natal para su propio beneficio. Tenemos que declararle la
guerra y vencerle. Tenemos que salvar a Roma e impedir que caiga en manos de la
Reina de las Bestias y su bastardo heredero. ¿Quién vendrá conmigo?.
Excelente, puede indicar la fuente?
ResponderEliminarGracias y saludos
En las etiquetas dejo la pista de que se trata de un texto de Colleen McCullough. La Historia la escriben distintos personajes, y de distintas fuentes, pero se dejan los supuestos, ya que casi nunca hay comprobación segura. Saludos.
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