Quinto Marcio Filipo (en latín, Quintus Marcius L. f.
Q. n. Philippus) (nacido c. 229 a. C.) fue un político de la República romana
que ocupó el consulado en dos ocasiones, 186 a. C. (junto con Espurio Postumio
Albino) y 169 a. C. (con Cneo Servilio Cepión).
Fue pretor en el año 188 a. C., encargándose del
gobierno de Sicilia.
Dos años después, en 186 a. C., fue cónsul junto con
Espurio Postumio Albino y fueron encargados por el Senado de dirigir la
investigación sobre el culto a Baco y las bacanales; que había sido introducido
en secreto en Italia y era motivo de acusaciones de inmoralidad y de blasfemia,
encontrándose el nombre de Filipo en el senatus consultum Bacchanalibus.
Después fue enviado a Liguria con su colega donde
hizo la guerra sin éxito; en el país de los apuanos fue sorprendido por el
enemigo en un paso estrecho y perdió cuatro mil hombres. La comarca fue
conocida mucho tiempo como el Saltus Marcius.
En 183 a. C. fue enviado como embajador a Macedonia y
obligó al rey Filipo V de Macedonia a retirar sus guarniciones de varias
ciudades, pero aun así presentó un informe desfavorable sobre el rey al Senado.
En 180 a. C. fue escogido decemvir sacrorum.
Algunos años después, en 171 a. C., Filipo fue
enviado de nuevo con otros varios como embajador en Grecia para contrapesar la
influencia y planes de Perseo de Macedonia, y junto con Atilio visitó Epiro,
Etolia, Tesalia, Beocia, Eubea y el Peloponeso; donde debían reunirse con sus
otros colegas.
En Tesalia Filipo recibió a los embajadores
macedonios que pedían una conferencia alegando los lazos de hospitalidad con su
padre, y Filipo aceptó, y la conferencia tuvo lugar en las orillas del río
Peneo; Filipo convenció a Perseo de enviar embajadores a Roma y para hacer esto
se acordó una tregua que en realidad era lo que querían los romanos, ya que aún
no estaban preparados para llevar a cabo una guerra.
En Beocia también
consiguió los objetivos fijados por los romanos. Al volver hizo un informe que
no favorecía al rey macedonio y el Senado acordó enviarlo de nuevo a Grecia con
plenos poderes.
Estos servicios tuvieron su recompensa y en 169 a. C.
fue cónsul por segunda vez con Cneo Servilio Cepión como colega, y dirigió la
guerra contra Perseo durante la llamada tercera guerra macedónica; este ya
había resistido dos campañas romanas y se había mantenido firme contra los
embates de dos ejércitos consulares.
En la primavera de 169 a. C. Filipo llegó a Grecia y
recibió el mando del ejército en Tesalia de manos del cónsul saliente Aulo
Hostilio Mancino; decidió cruzar la cordillera del Olimpo y entrar en Macedonia
por Heraclea Lincestis; Perseo estaba estacionado con el grueso de sus fuerzas
cerca de Díon y había tomado posiciones en los pasos de montaña y habría podido
rechazar a los romanos, pero al avanzar estos le entró pánico y se retiró hacia
Pidna. Filipo lo siguió, pero no pudo hacer nada y a la primavera siguiente
(168 a. C.) tuvo que entregar el mando al nuevo cónsul Lucio Emilio Paulo, el
cual acabó la guerra.
En el año 164 a. C. con unos 65 años, fue censor
junto con Lucio Emilio Paulo e instaló en la ciudad de Roma un nuevo reloj de
sol.
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