La
batalla de Fano o batalla de Fanum Fortunae se
libró en 271 entre el Imperio romano y la tribu alamana de los jutungos. Los
romanos dirigidos por el emperador Aureliano salieron victoriosos.
Aureliano
había sido derrotado por los jutungos en la batalla de Placentia en 271. Sin
embargo, tras la derrota había reorganizado a sus hombres y perseguido a los
jutungos que se dirigían contra una Roma indefensa.
Finalmente,
el ejército romano alcanzó a los jutungos y forzó una batalla a la altura del
río Metauro, justo en el interior de Fano. El momento crucial de la batalla fue
cuando los jutungos fueron rodeadores contra el río de modo que la línea
germana fue empujada contra el río. Sin escapatoria, muchos jutungos cayeron al
agua y murieron ahogados.
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