En la
mitología griega, Neoptólemo (griego antiguo Νεοπτόλεμος, Neoptólemos, ‘joven guerrero’), también llamado Pirro
(griego antiguo Πύρρος,
Púrrhos, ‘rojo, rubio’), era el hijo del guerrero Aquiles y de la princesa
Deidamía, hija del rey Licomedes de Esciro.
Pasó
su infancia en la ciudad de Esciro, ubicada en una de las islas Espóradas,
cerca de Eubea, junto a su madre y sus abuelos, e inspirado por las hazañas que
se narraban acerca de su padre en la Guerra de Troya se entrenó hasta
convertirse en un hábil guerrero mirmidón a muy temprana edad. Durante todo ese
tiempo fue conocido por el nombre de Pirro.
Cuando
tenía unos doce años se produjo la muerte de su padre Aquiles. Entonces los
héroes Odiseo y Diomedes lo llevaron hasta Troya durante los últimos días de la
guerra, puesto que el adivino Héleno había augurado que los griegos jamás
conseguirían tomar la ciudad sin la presencia del hijo de Aquiles entre sus
filas.
Una
vez allí, recibió las armas de su padre de manos de Odiseo, tomó el mando de
los mirmidones en la batalla y no tardó en ganarse la admiración de todos al
matar a Eurípilo, hijo de Télefo y príncipe de Asia Menor que había llegado en
ayuda de los troyanos y avanzaba de forma implacable hacia el campamento griego
Fue sólo tras un feroz enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre ambos cuando Pirro
consiguió derrotarle, e, impresionados por la hazaña y la gran valentía que
había demostrado a pesar de su corta edad, los aqueos comenzaron a llamarle por
el nombre que conservaría hasta su muerte: Neoptólemo, el "joven
guerrero".
Otra
profecía también había anunciado que se requería del invencible arco y las
flechas de Heracles para vencer en la guerra. Estos estaban en posesión de
Filoctetes. Antes de la guerra, Filoctetes había sido abandonado en la desierta
isla de Lemnos a causa de haber sido mordido en el tobillo por una serpiente,
despidiendo la herida un hedor rancio, sin cura y tan intenso que nadie era
capaz de soportar. Serían Odiseo (quien inicialmente había tenido la idea de
abandonarlo en la isla) junto con Neoptólemo quienes, tras arduos esfuerzos y
gracias a la intervención del espíritu de Heracles, lograrían convencer al
arquero de olvidar su rencor contra los griegos y seguirles a Troya.
El
hijo de Aquiles culminó sus hazañas cuando fue uno de los guerreros que
entraron en Troya escondidos dentro del famoso caballo de madera, abriéndose
luego camino hasta el palacio real donde acabó con la vida del rey Príamo.
En
reconocimiento a su valor, además de muchos tesoros, le fueron entregados la
propia Andrómaca, quien antaño había sido la mujer de Héctor, y Héleno en
calidad de esclavos.
Neoptólemo
no regresó a Esciro, sino que viajó al país de los molosos, a quienes venció y
reinó sobre ellos durante un tiempo.
Allí tuvo un hijo con Andrómaca o según
otras versiones, tres, cuyos nombres eran Moloso, Píelo y Pérgamo. Más tarde,
cuando su abuelo Peleo fue expulsado de Ftía por Acasto y sus hijos, mató a los
hijos de Acasto y tras permitir marcharse a Acasto, obtuvo el reino de su
abuelo.
Pronto
se casó con Hermíone, hija de Menelao y de Helena, reyes de Esparta. Hermíone
en un principio había sido prometida a Orestes, hijo de Agamenón, o incluso
algunos mitógrafos señalan que ya se había casado con él, pero cuando su
hermana Electra le escondió de Egisto y Clitemnestra, usurpadores del trono,
muchos lo creyeron muerto.
Entre ellos estaba su tío Menelao, quien por esa
razón casó a Hermíone con Neoptólemo, sin llegar Orestes a saberlo. Como
Neoptólemo no conseguía tener hijos con Hermíone, se dirigió preocupado al
oráculo de Delfos para pedir consejo. En ese lugar se encontró con Orestes,
quien al saber que había desposado a Hermíone, se sintió ultrajado y lo
asesinó. Otra versión indica que Neoptólemo prendió fuego al templo de Apolo
en Delfos tras saquearlo, motivo por el que un tal Maquereo de Fócide lo mató.
Lo
huesos de Neoptólemo fueron esparcidos por Ambracia, en el Epiro. En otra
versión, Neoptólemo fue enterrado dentro del recinto sacro, y cada ocho años se
celebraron festivales en su honor.
Varios
reyes de Epiro se han nombrado Pirro o Neoptólemo, posteriormente, entre ellos
Pirro de Epiro, en honor al hijo de Aquiles, ancestro legendario del que decían
proceder.
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