¡
Roma no tendrá ningún rey! ¡Y yo nunca consentiría que Roma tuviera un rey!
¡Roma es una república y lo ha sido durante quinientos años! Seré el primer
hombre de Roma, pero eso no significa ser el rey de Roma. Los reyes son
arcaicos; hasta los pueblos que vamos sometiendo a nuestro Imperio acaban comprendiendo eso. Un pueblo prospera mejor
cuando es administrado por un grupo de hombres que cambian a través de un
proceso electoral. Las elecciones le dan a todo hombre cualificado la
oportunidad de ser el mejor... o el peor.
Yo no
quiero ser rey del Imperio Romano, ni del mundo. Sólo el primer hombre de
Roma:
el primero entre mis iguales. Si yo fuera rey, no tendría rivales, y eso, ¿qué
tiene de divertido? Sin un Catón ni un Cicerón que me agudizasen el ingenio, la
mente se me volvería inútil.
Por
eso a los romanos no nos impresiona ningún rey de cualquier parte del mundo:
ellos no son romanos, y ellos nunca valdrán lo que somos nosotros los romanos.
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