Proaresio (en armenio Պարույր, Parouyr, en griego Προαιρέσιος, 276-368) fue un retórico y maestro cristiano de
Armenia originario de Cesarea quien enseñó en Atenas. Fue uno de los sofistas
destacados de la época, junto con Diofanto y Epifanio.
Antes de trasladarse a Atenas, Proaresio estudió con
el rétor Ulpiano en Antioquía. En la época de estudiante de Proaresio, era tan
pobre que él y su amigo Hefastión, teniendo sólo una ropa decente entre los
dos, la llevaban en días alternos.
También estudió con Juliano de Capadocia, quien enseñó
a muchos estudiantes. Una vez los estudiantes de Proaresio se pelearon con los
del espartano Apsines. El asunto fue llevado a Juliano, entonces un hombre
mayor que pidió a Proaresio que terminara con el asunto pasíficamente.
No sobreviven libros de texto de Proaresio, pero su
influencia como maestro está descrita por famosos sofistas y retóricos de la
segunda mitad del siglo IV como Himerio y Libanio. Muchos armenios habían
viajado a Atenas a estudiar con Proaresio a quien Sozomeno llamó el más célebre
sofista de su época.
Atraído por la fama de su genio de erudición, el emperador
Constante lo invitó a su palacio en la Galia y le entretuvo con magnificencia,
aunque el invitado era de hábitos muy sencillos y ascéticos. Entonces el
emperador lo envió a Roma, donde se convirtió en objeto de veneración popular,
que culminó con la erección de su estatua, con la inscripción Regina rerum
Roma, Regi Eloquentiae esto es, «(de) Roma, la reina de las ciudades, al rey de
la elocuencia».
Proaresio también recibió una prefectura pretoriana
honorífica del emperador. Entre otros alumnos destacados, tuvo a Gregorio
Nacianceno y Basilio el Grande. El historiador Eunapio fue el estudiante
favorito de Proaresio y su biógrafo. Eunapio relató que cuando el emperador
Juliano prohibió a los cristianos tener cargos educativos en el año 362,
Proaresio estuvo entre ellos.
A Proaresio le dieron una dispensa especial. Juliano,
un hombre académico que fue hecho emperador contra su voluntad en 361, admiraba
grandemente a Proaresio, y en una carta habló de su «exuberante y desbordante
discurso... poderoso en el discurso, como Pericles». Con la esperanza de ganar
a Proaresio para la Teúrgia, Juliano lo mantuvo en su cátedra profesoral,
expulsando al resto; pero Proaresio permaneció leal a su fe, y voluntariamente
renunció a su lucrativo puesto.
Es interesante destacar que de manera diferente,
Eunapio describió a Proaresio en términos paganos, comparándole con famosas
figuras mitológicas griegas como Gerión y Hermes, y con el gobernante ateniense
Pisístrato. En conjunto, Eunapio presentó a su maestro Proaresio como un icono
de santidad helenística.
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