Me habéis ordenado hacerle la guerra a Yugurta, esa
guerra que de manera tan insuficiente han conducido los nobles. Os ruego que
reflexionéis sobre si de verdad es mejor que encarguéis un asunto de tal
naturaleza a alguien salido de ese corrillo de aristócratas, alguien que tenga
un antiguo linaje y estatuas de sus antepasados, pero que jamás haya estado en
el ejército. (…) Comparad a un hombre que ha hecho su propia fortuna, como yo,
con la altanería de esos patricios. Pensad que las historias que ellos han
leído y escuchado, yo las he visto y las he vivido. Que lo que ellos aprenden
leyendo, yo lo he aprendido en el ejército. (…) Yo estaré siempre a vuestro
lado, en las filas y en la batalla. Yo seré vuestro consejero y vuestro
compañero en el peligro; nunca me preocuparé de mí más que de vosotros. Y la
verdad es que, con la ayuda de los dioses, tenemos la victoria al alcance de la
mano.
( Cayo Salustio Crispo en "La guerra de Yugurta"
)
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