Fue de una bondad tal que oculto y excuso los vicios
de Lucio Vero, a pesar de que le causaban profundo malestar. Le otorgo el
titulo de divino después de su muerte y le honro con muchos sacrificios, ayudo
a sus hermanas y familia con honores y asignaciones, y honro su memoria
multiplicando las ceremonia religiosas. Le dedico un flamen y cofrades
Antoninianos, y le rindió todos los honores que se tributan a los emperadores
divinizados. No hay ningún príncipe que no se vea salpicado por la mala fama,
de manera que también sobre él se difundió el rumor de que había dado muerte a
Vero, bien mediante la aplicación de un veneno cortando una tetina de cerdo con
un cuchillo por el lado que previamente había sido envenenado y dándole a comer
la parte envenenada mientras que se reservaba para si la parte inofensiva, bien
mediante la utilización de los servicios del medico Posidipo
que, según cuentan, le hizo una sangría antes de tiempo. Después de la muerte
de Vero, Casio se revelo contra Marco.
Luego este fue tan bondadoso con los suyos que ofreció a todos sus parientes todo tipo de distinciones y cargos y confirió enseguida
el nombre de Cesar a su hijo Cómodo —hombre criminal y depravado—, a continuación el
sacerdocio, e inmediatamente después el titulo de emperador, la participación en su triunfo el consulado. Precisamente entonces el emperador corrió a pie en
el circo junto al carro triunfal de su hijo.
Después de la muerte de Vero, Marco Aurelio Antonino gobernó solo la nación mucho mejor que lo había hecho antes y mostrándose mas
virtuoso, puesto que ya no se veia embarazado por ninguno de los extravíos que
Vero solia disimular y que se debían a su fingida gravedad, por la que sufría como por un vicio congénito, ni por aquellos otros vicios que disgustaban de un
modo especial a Marco Antonino.
(
Flavio Vopisco Siracusano en "Historia Augusta" )
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