EL IMPULSO DEFINITIVO DE LA RELIGIÓN CRISTIANA. PEDRO Y PABLO, EN CONTRA DE OTROS APÓSTOLES, DECIDEN QUE EL CRISTIANISMO PUEDA ENSEÑARSE TAMBIÉN A LOS NO JUDÍOS.
JESUS, QUE ERA JUDÍO. SÓLO PREDICO EN ISRAEL PARA LOS JUDÍOS Y SOLO BAUTIZO A JUDÍOS. LOS APÓSTOLES EN ESTE CONCILIO DECIDEN BAUTIZAR TAMBIÉN A LOS NO JUDÍOS INCLUIDOS LOS ROMANOS.
CASI 300 AÑOS DESPUÉS ROMA ADOPTARÁ EL CRISTIANISMO COMO RELIGIÓN OFICIAL.
El Concilio de Jerusalén es el nombre dado a la primera reunión normativa del cristianismo (la iglesia cristiana primitiva) hacia el año 50, según se relata en el capítulo 15 de los Hechos de los apóstoles. Existe la controversia de si llamarlo o no concilio, normalmente no se le incluye dentro de los concilios de la Iglesia Católica aunque en la mayoría de las ediciones católicas de la Biblia aparece con este nombre.
Cuando llegaron judíos creyentes en Jesucristo a la comunidad de Antioquía, se escandalizaron al ver que los miembros conversos no habían sido circuncidados ni cumplían otros preceptos de las leyes judías. Estas personas, que no aparecen determinadas mayormente en el texto de los Hechos, comenzaron a predicar que era necesaria la circuncisión y la asunción de toda la Torá (Antiguo testamento), causando un gran estupor entre los primeros creyentes griegos.
Por esta razón, los discípulos de Antioquía encomendaron a Pablo de Tarso y Bernabé junto a “algunos de ellos” a acudir hasta Jerusalén para zanjar la situación.
El principal objetivo de este concilio era determinar si el gentil piadoso creyente en Jesús debía convertirse formalmente al judaísmo (lo que implicaba ser circuncidado y seguir todos los preceptos del Antiguo testamento (o sea, la Torá judía). Aunque estos preceptos abarcaban desde lo civil, lo sanitario y lo religioso, en realidad son la clave de la conexión con Dios. Algunos de estos preceptos están en la Torá en forma expresa, otros se deducen en el texto o bastaba con seguir ciertos preceptos que la Torá impuso antes de que Israel fuese nación, junto con la obediencia a Jesús, el Mesías.
La posición de no enseñar ni observar mas leyes de la torah aplica solo a los nuevos conversos durante un breve tiempo, porque al comenzar con la vida congregacional, asistiendo regularmente los sábados a la sinagoga y a toda la liturgia hebrea, lo natural es que las personas aprendan de los rabinos y maestros la observancia de los mandamientos, asunto base de la predicación de los apóstoles y las enseñanzas del Mesias.
En cuanto a la idea de que Jesus no hizo nada distinto del judaismo ni menos que lo abolió, queda totalmente aclarado por las palabras expuestas en el libro de mateo:
Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos, les dijo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced pues y observad todo lo que os digan, pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen."
Mateo 23, 1-3 Nueva Biblia de Jerusalén
Otra importante declaración de que los mandamientos en ningún momento han salido de la vida del creyente es Jesus es la siguiente:
"No penséis que he venido a abolir la Ley de los Profetas."
"No he venido a abolirlos sino a darles cumplimiento. Os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni un tilde de la ley hasta que todo suceda"
Mateo 5, 17-18 Nueva Biblia de Jerusalén
En este contexto se pueden comprender perfectamente el acuerdo final de Pablo con Santiago respecto a la observancia de mandamientos básicos para los gentiles recién convertidos, dado que se espera aprendan de los escribas y fariseos los mandamientos entregados por Dios a Moises para su pueblo.
Este tema también lo trata Pablo con gentiles convertidos, quienes al provenir de religiones paganas querían volver a incorporarlas a su diario vivir:
"En otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que en realidad no son dioses. Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido, ¿Cómo volvéis a someteros a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales queréis servir de nuevo? Celebráis la llegada de ciertos días, meses, estaciones y años... Me da miedo pensar que mis desvelos por vosotros puedan haber sido inútiles".
Epístola a los Gálatas 4, 8-11 Nueva Biblia de Jerusalén
Participantes y proceso
Además de los mencionados Pablo, Bernabé y miembros de la iglesia de Antioquía, participaron los apóstoles, y presbíteros (ancianos) de la comunidad de Jerusalén.
Primero expusieron algunos de la rama farisaica, que proponían imponer toda la Torá (ley) de Moisés a los gentiles, luego Pablo y Bernabé explicaron sus posturas, pronunciaron dos importantes discursos Pedro y Yakov (Santiago el Mayor). Este Yakov evidentemente no es el mismo apóstol que murió en el año 44. Y parece que fue el mismo Yakov que escribió el libro bíblico que lleva el nombre de Jacobo (o Santiago, en algunas versiones).
Al final del concilio se escribe el “decreto de Jerusalén” que luego de exponer la situación determina que los conversos no judíos sólo deben cumplir con ciertos preceptos durante un breve tiempo mientras vayan incorporando a través del tiempo la observancia de los mandamientos de Dios entregados mediante Moises.
En la ilustración de arriba, el Concilio de Jerusalén del año 50
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