En toda su vida ella no había sido nunca tan feliz como lo era en aquel momento, pero era un pajarito lo bastante prudente como para no llorar. A los hombres les desagradaban las mujeres que lloraban; preferían las mujeres que reían y les hacían reír a ellos. Ser hombre era dificilísimo: toda esa lucha pública, obligados a pelear con uñas y dientes por todo, con enemigos acechando por todas partes. Una mujer que les diera a los hombres de su vida más gozo que angustia nunca carecería de amor, y Julia era consciente de que a ella nunca le faltaría el amor. No en vano era hija de César; había algunas cosas que Aurelia no podía enseñarle, pero Julia las había aprendido por sí misma.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
martes, 26 de mayo de 2015
JULIA, LA HIJA DE JULIO CÉSAR
En toda su vida ella no había sido nunca tan feliz como lo era en aquel momento, pero era un pajarito lo bastante prudente como para no llorar. A los hombres les desagradaban las mujeres que lloraban; preferían las mujeres que reían y les hacían reír a ellos. Ser hombre era dificilísimo: toda esa lucha pública, obligados a pelear con uñas y dientes por todo, con enemigos acechando por todas partes. Una mujer que les diera a los hombres de su vida más gozo que angustia nunca carecería de amor, y Julia era consciente de que a ella nunca le faltaría el amor. No en vano era hija de César; había algunas cosas que Aurelia no podía enseñarle, pero Julia las había aprendido por sí misma.
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