A comienzos de la República, para un romano la tribu no era un grupo étnico, sino una agrupación política.
Había treinta y cinco tribus romanas, treinta y una de ellas rurales y cuatro urbanas. Aunque hubieran nacido y residido siempre en Roma, los miembros de Primera y Segunda Clase casi siempre pertenecían a una tribu rural; las clases más bajas atestaban las tribus urbanas.
Los libertos sólo pertenecían a dos de las cuatro tribus urbanas: la Subura y la Esquilina.
Todos los miembros de una tribu podían votar, pero el voto carecía de importancia en sí mismo. Se contaban los votos de cada tribu y, a continuación, se emitía un solo voto, el de la mayoría de sus miembros. Con este sistema se evitaba que un gran número de votantes de una sola tribu influyera en el resultado final de una asamblea de tribus.
Así, si en la urbana Subura votaban cinco mil hombres y en la rural Fabia sólo setenta y cinco, los dos votos tribales tenían el mismo peso.
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