César comenzó a acariciarle la nuca justo debajo del gran moño que formaba el cabello de Servilia, y ésta primero pensó que la estaba tocando con la punta de los dedos, unos dedos lisos y lánguidos. Pero César tenía la cabeza inmediatamente detrás de la suya; rodeó a Servilia con ambas manos y le cogió los pechos. El aliento de él le refrescaba el cuello como un soplo de brisa sobre la piel húmeda, y entonces comprendió lo que César estaba haciendo. Le estaba lamiendo aquel crecimiento de vello superfluo que ella tanto odiaba y que su madre había despreciado y ridiculizado hasta el día en que murió. Lo lamió primero por un lado y luego por el otro, siempre en dirección hacia la cresta de la columna vertebral, avanzando lentamente hacia abajo, cada vez más hacia abajo. Y lo único que Servilia pudo hacer fue quedarse sentada presa de sensaciones que ni siquiera había imaginado que existieran, quemada y empapada en una tormenta de emociones.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
viernes, 29 de mayo de 2015
ENCUENTRO CARNAL SERVILIA-CÉSAR
César comenzó a acariciarle la nuca justo debajo del gran moño que formaba el cabello de Servilia, y ésta primero pensó que la estaba tocando con la punta de los dedos, unos dedos lisos y lánguidos. Pero César tenía la cabeza inmediatamente detrás de la suya; rodeó a Servilia con ambas manos y le cogió los pechos. El aliento de él le refrescaba el cuello como un soplo de brisa sobre la piel húmeda, y entonces comprendió lo que César estaba haciendo. Le estaba lamiendo aquel crecimiento de vello superfluo que ella tanto odiaba y que su madre había despreciado y ridiculizado hasta el día en que murió. Lo lamió primero por un lado y luego por el otro, siempre en dirección hacia la cresta de la columna vertebral, avanzando lentamente hacia abajo, cada vez más hacia abajo. Y lo único que Servilia pudo hacer fue quedarse sentada presa de sensaciones que ni siquiera había imaginado que existieran, quemada y empapada en una tormenta de emociones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario